La demencia es una afección que ocurre por un deterioro de la función cognitiva. Según explica la Organización Mundial de la Salud, “afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La conciencia no se ve afectada. El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación”.

Los expertos de Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explican que con el paso del envejecimiento el riesgo de sufrir demencia es mayor. Asimismo, hay algunas afecciones de salud que pueden contribuir a padecerla. Estas son:

  • Enfermedad de Huntington.
  • Lesión cerebral.
  • Esclerosis múltiple
  • Infecciones como el VIH/sida, la sífilis y la enfermedad de Lyme.
  • Mal de Parkinson
  • Mal de Parkinson.ck.
  • Parálisis supranuclear progresiva.
  • Tumores del cerebro.
  • Abuso de alcohol por mucho tiempo (crónico).
  • Cambio de los niveles de azúcar, calcio y sodio en la sangre (demencia de origen metabólico).
  • Niveles bajos de vitamina B12.
  • Hidrocefalia normotensiva.
  • Uso de ciertos medicamentos, incluyendo la cimetidina y algunos medicamentos para disminuir el colesterol.
  • Algunas infecciones del cerebro.

La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia progresiva en personas adultas mayores, según indica Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación. Dependiendo de la causa de la demencia, algunos de sus síntomas pueden ser reversibles.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) explican que aunque con el envejecimiento las personas tienen cambios en su memoria, hay algunos cambios que otras personas pueden identificar y pueden ayudar a conocer si es normal por la vejez o puede advertir sobre Alzheimer, el tipo de demencia más común. En caso de sospechar de alguno, se debe explicar a la persona y acompañarla al doctor para recibir un diagnóstico profesional correcto e iniciar un tratamiento oportunamente.

A continuación diez señales que pueden advertirlo:

  1. Olvidarse de eventos o repetir lo que se dice. La dependencia del uso de nota o recordatorios.
  1. Problemas para pagar facturas o preparar recetas que se realizaban frecuentemente desde hace años.
  1. Problemas para realizar tareas cotidianas en el hogar como cocinar, conducir, mercar o usar el celular.
  1. Problemas para comprender la realización de un evento como el lugar, la hora y la fecha.
  1. Problemas para identificar distancias y espacios. Por ejemplo, dejar caer objetos o tropezarse demasiado con objetos del hogar.
  1. Dificultades para participar activamente de una conversación o para encontrar palabras correctas para nombrar elementos.
  1. Ubicar objetos en el lugar equivocado. Asimismo, no poder realizar el mismo procedimiento para encontrarlos.
  1. Perder o tener disminución en la falta de criterio. Un ejemplo de esto es tener problemas para cuidar una mascota o ser víctima de estafa.
  1. Perder el deseo por realizar las actividades laborales y sociales que frecuentemente se realizaban, como ir a la iglesia.
  1. Cambios en la personalidad y en el estado de ánimo, como enojarse fácilmente.

¿Cómo prevenir el Alzheimer?

El Alzheimer es un trastorno cerebral que paulatinamente destruye la memoria y la capacidad de pensar. Según explican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, en la mayoría de los casos los síntomas se presentan, por primera vez, mucho tiempo después en la vida del individuo.

No existe una estrategia que garantice al 100 % que no se desarrolle Alzheimer, sin embargo, un estilo de vida saludable puede contribuir a disminuir el riesgo. Por ejemplo, la actividad física tiene beneficios para el cerebro. Según indican los expertos de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, los estudios muestran que las personas que son físicamente activas son menos propensas a tener un deterioro de la función mental y tienen un menor riesgo a sufrir de Alzheimer.