La depresión es una afección que no debe pasar desapercibida. Consiste en sentirse más que triste. Algunas personas pueden sentirse infelices, melancólicas y abatidos.
Según indica Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, cuando la depresión interfiere con la vida diaria es considerada depresión clínica, el cual es un trastorno del estado de ánimo.
Señales de alerta de depresión en un adulto:
- Decir afirmaciones como “voy o quiero matarme”, “quisiera estar muerto”.
- Hablar sobre el suicidio.
- Comprar elementos para un intento de suicidio como una cuerda, pastillas, etc.
- Evitar el contacto social y desear estar solo.
- Experimentar cambios de humor, como pasar de estar eufórico un día a estar profundamente desalentado al día siguiente.
- Preocuparse por la muerte.
- Sentir desesperanza o impotencia ante una situación.
- Aumentar el consumo de alcohol o de drogas.
- Sufrir cambios en la rutina normal, por ejemplo, cambios en la alimentación y en los horarios de sueño.
- Hacer cosas riesgosas o autodestructivas, por ejemplo, manejar un vehículo con demasiada velocidad o imprudencia.
- Regalar las pertenencias o dejar en orden los asuntos materiales sin motivos lógicos para hacerlo.
- Despedirse de las personas como si la despedida fuera definitiva.
- Presentar cambios de personalidad o estar sumamente ansioso o agitado, en particular al experimentar algunos de los signos de advertencia antes indicados.
Sobre las causas de esta afección la Organización Mundial de la Salud señala que “es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, eventos traumáticos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión”.
Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explica que los síntomas de la depresión en niños y adolescentes son parecidos a los mismos que los adultos. Sin embargo, pueden presentarse algunas diferencias:
En los niños más pequeños pueden ser:
En los adolescentes:
- Tristeza
- Irritabilidad
- Sentirse negativo
- Sentirse inútil
- Tener bajo rendimiento escolar
- No querer asistir al colegio
- Sentirse incomprendido
- Sentirse extremadamente sensible
- Consumir drogas de uso recreativo
- Consumir alcohol
- Comer demasiado
- Dormir demasiado
- Autolesionarse
- Perder el interés por las actividades que se realizan frecuentemente
- Evitar la interacción social
Adultos mayores
En el caso de las personas adultas mayores es importante tener en cuenta que la depresión no es parte normal del envejecimiento. En caso de observar alguno de los siguientes síntomas en un adulto mayor se debe consultar a un doctor.
- Problemas de memoria o cambios en la personalidad
- Dolores físicos
- Fatiga
- Pérdida del apetito
- Querer permanecer en casa
- Pensamientos o sentimientos suicidas
Actividad física y depresión
El ejercicio físico es una de las herramientas claves para mantener un cuerpo saludable. La Organización Mundial de la Salud señala que la actividad física disminuye los síntomas de depresión y y ansiedad. Asimismo, mejora el bienestar general, las habilidades de razonamiento, aprendiza y juicio.
En ese mismo sentido Mayo Clinic agrega que “hacer ejercicio durante 30 minutos o más al día de tres a cinco días a la semana puede mejorar significativamente los síntomas de depresión o ansiedad. Pero las pequeñas cantidades de actividad física, de tan solo 10 a 15 minutos a la vez, pueden marcar la diferencia. Es posible que te lleve menos tiempo hacer ejercicio para mejorar tu estado de ánimo cuando las actividades son más vigorosas, como correr o andar en bicicleta”.
Si el ejercicio físico se incluye en la rutina diaria los beneficios en la salud mental puede permanecer y contribuir al bienestar general de la persona.