El Día del Árbol que se celebra en Colombia el 29 de abril es una fecha para concientizar a la gente sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas. Una jornada dedicada a plantar árboles en diferentes lugares para frenar los efectos del cambio climático y la tala indiscriminada.
El “Día Nacional del Árbol” comenzó a celebrarse el 12 de octubre, pero un decreto del año 1941 decidió conmemorarlo el 29 de abril.
El Día Mundial del Árbol, también llamado Día Forestal Mundial, fue inicialmente una recomendación del Congreso Forestal Mundial que se celebró en Roma en 1969. Esta recomendación fue aceptada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1971.
En fechas como estas se aprovecha la oportunidad para hacer la reflexión de los servicios que prestan los árboles ante situaciones ambientales que afectan a la humanidad, caso específico del calentamiento global y la disminución de la calidad y cantidad de agua, que día tras día muestran sus efectos negativos para los seres humanos. Pese a que se hacen esfuerzos de todas las magnitudes, lo cierto es que ninguno de ellos reemplaza la función de captura de dióxido de carbono ni de regulación del ciclo hidrológico que tienen los árboles como acción esencial para la fotosíntesis y el desarrollo en crecimiento de estos.
Históricamente, la siembra de árboles se encuentra muy ligada a la fundación de nuestras ciudades desde tiempos coloniales. Es así como se hace referencia a la ceiba de Gigante (Huila) o a las de San Gil en Santander.
Hoy en día, la siembra de árboles simboliza otros elementos que están ligados a la planificación y al bienestar que el árbol y los ecosistemas urbanos deben proporcionar a los habitantes de las ciudades, bienestar que se genera a partir de una serie de servicios ambientales como la belleza paisajística, la regulación térmica y acústica, la regulación hídrica, la captura de CO2, la emisión de O2 y la generación de hábitat, especialmente para la avifauna.
Por tal razón Colombia es parte de la Amazonia, pulmón ambiental que le pertenece al mundo. Por eso, el país se ha propuesto sembrar 180 millones de árboles para el año 2022.
“Hoy, en el Día del Árbol, agradecemos a todos los aliados que se han unido a la estrategia nacional de sembrar 180 millones de árboles al 2022. Están haciendo un esfuerzo para conservar, preservar y restaurar nuestros bosques, para respirar mejor, garantizando el mantenimiento y la sostenibilidad de estos espacios naturales”, afirmó la gerente del proyecto 180 Millones de Árboles del Ministerio de Ambiente, Adriana Santa.
“En el mundo en general, y en lo que respecta a nuestro país, el establecimiento y mantenimiento de los árboles debería ser una actividad permanente en el tiempo y no el producto de acciones dirigidas por las entidades del Gobierno en los diferentes niveles y con acciones específicas como los mecanismos de desarrollo limpio, protección de cuencas hidrográficas y nacientes”, señaló el Ministerio de Ambiente.
Además, explicó que los árboles son uno de los principales sumideros de carbono, al absorber el dióxido de carbono (CO2) y fijarlo en forma de biomasa. “La obligación de sembrar un árbol debería ser parte de cada uno de los seres humanos, como actividad innata que persigue perpetuar la vida misma”.
Asimismo, los árboles son los mejores aliados, pues captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno y capturan el dióxido de carbono. Por esa razón hay que fomentar una conciencia de protección, conservación y restauración de los bosques, haciendo un buen uso de los recursos naturales.
Finalmente, la entidad dijo que los bosques son el hogar del 80 % de la biodiversidad mundial de plantas y animales, por lo cual la deforestación y su destrucción en general ponen en peligro la supervivencia de muchas especies.
De allí surge la necesidad de sembrar árboles nativos para generar numerosos servicios ambientales, como el aumento en la capacidad de mantenerse en equilibrio. Los bosques mejoran la infiltración del agua, la retienen y protegen los diferentes suministros de agua potable.