Los expertos lo explican de una manera simple: las personas agradecidas son más optimistas, se sienten mejor acerca de sus vidas y visitan menos a sus médicos.
La psicóloga Patricia Ramírez, columnista del diario español ABC, define la gratitud como algo más que dar las gracias: “Si todos fuéramos más agradecidos, podríamos vivir en un mundo más amable, empático y respetuoso; el agradecimiento produce bienestar tanto en quien lo recibe como en quien lo expresa”, dice. Vista así, la gratitud puede entenderse incluso como una filosofía de vida.
Aunque el acto de agradecer pueda parecer un asunto menor, vivir agradecido con lo que se tiene y se ha logrado —así no se trate precisamente de lo que nos hemos propuesto alcanzar— trae más beneficios de los que se cree.
Desde que se desató la pandemia del covid-19, por ejemplo, una de las emociones que más se ha fortalecido es la gratitud: nos sentimos agradecidos por estar vivos y vivos, con salud, tener familia, trabajo o, simplemente, la posibilidad de salir de casa.
Entonces, al cambiar nuestros hábitos, podemos llegar a ser seres humanos más agradecidos, desde los gestos o situaciones más pequeñas hasta las grandes transformaciones.
Si pasamos nuestros días pensando sobre las cosas que no salen bien y los temores del futuro, nos podemos llevar a nosotros mismos a pensar en la miseria y el resentimiento. Por algo, Cicerón llamó a la gratitud no solo la mayor de las virtudes sino la “madre” de todas ellas.
Richard Gunderman, profesor de medicina, artes liberales y filantropía en la Universidad de Indiana, considera que “hay maravillosos aspectos en los que somos igualmente bendecidos: el mismo sol brilla sobre cada uno de nosotros, todos comenzamos cada día con las mismas 24 horas, y cada uno de nosotros disfruta del uso gratuito de uno de los más complejos y poderosos recursos en el universo, el cerebro humano”.
“Gran parte de nuestra cultura parece apuntar a cultivar una actitud de deficiencia; por ejemplo, la mayoría de los anuncios apuntan a hacernos pensar que para encontrar la felicidad debemos comprar algo. Sin embargo, la mayoría de las mejores cosas de la vida, la belleza de la naturaleza, la conversación y el amor, son gratuitas”, reflexiona el médico.
Para este experto, existen variadas formas de cultivar una disposición de agradecimiento: “Una es hacer el hábito de dar gracias regularmente, al comienzo del día, en las comidas y cosas por el estilo, y al final del día. Asimismo, los días festivos, las semanas, las estaciones y los años se pueden marcar con agradecimientos: oración o meditación de agradecimiento, escribir notas de agradecimiento, mantener un diario de agradecimiento y buscar conscientemente las bendiciones en las situaciones que surjan”.
Entonces, cuando agradecer se convierte en un hábito, en una acción naturalizada, comienzan a verse grandes beneficios para nuestra salud y otras áreas de la vida, como las relaciones interpersonales.
1. Adiós al estrés
Ser y estar agradecido mejora el sistema inmunológico y rebaja los niveles de estrés, mejora el estado de ánimo, la capacidad de dormir mejor y hace que se presente menos dolores e inflamaciones.
Un estudio de la Universidad de Pensilvania (Lesowitz & Sammons, 2015) recomendó a personas deprimidas el hábito de agradecer durante 15 días. En ese lapso les pidieron que anotaran las cosas que habían salido bien durante el día y por qué. Tras dos semanas, el 95 % de los pacientes afirmaron estar menos deprimidos.
Científicos dedicados al estudio de la psicología positiva, descubrieron que un simple acto de gratitud genera un incremento del 10 % en los niveles de felicidad y reduce un 35 % los síntomas de depresión. Dichos efectos desaparecen entre los tres y seis meses, si no se es constante con las muestras de agradecimiento.
2. Mejora las relaciones de pareja
Estar agradecido con lo que se tiene es bueno para quien lo practica, pues le enseña a tener una mayor capacidad para ser generoso y compasivo. Pero, dar las gracias a otros, en este caso a una pareja sentimental, puede tener efectos muy beneficiosos en su relación. Los expertos en comportamiento aseguran que cuando alguien agradece los gestos o comportamientos de su pareja, esta se convierte en una persona más atenta a las necesidades del otro, lo que contribuía a relaciones más satisfactorias.
En otros casos, un simple “gracias” puede ser el inicio de una amistad. Tener un gesto de agradecimiento con una persona desconocida facilita el comienzo de una relación. Y el círculo social se amplía si se valoran las atenciones y contribuciones de una persona a nuestra vida. La gratitud, pues, hace a las personas más amables y amigables.
3. Un corazón más sano
Ser agradecido disminuye la ansiedad y la depresión, ayuda a que la persona se sienta menos sola y aislada y esto redunda en una mejor salud para el corazón y en la reducción de la presión arterial.
Consejos para aumentar la gratitud
- Coloque una nota en el espejo (o en su celular, si lo suyo es la tecnología), que le recuerde tomar un minuto, al menos una vez al día, para cerrar los ojos, respirar profundamente y tener pensamientos de gratitud.
- Meditar u orar son actividades relacionadas con el bienestar mental. Dedica esos momentos para agradecer todas las bendiciones que se tienen, desde el rayo del sol que toca la piel hasta la salud de los seres queridos son acciones de agradecimiento que se deben cultivar a diario.
- Escribir notas, cartas, mails o mensajes de texto para agradecer a personas con quienes desea cultivar relaciones. La idea es hacerles saber el impacto que han tenido en su vida. Convierta esta actividad en un hábito (asígnele un día semanal o quincenal, por ejemplo). Poco a poco, este ejercicio acercará aún más a sus personas cercanas y ejercitará su propio sentimiento de gratitud.