En 1980 se empezó a hablar de una infección que causaba neumonía y un tipo de cáncer de piel. Además afectaba especialmente a hombres homosexuales sexualmente activos. En 1982 dijeron que esa enfermedad se llamaba SIDA y sus pacientes ya no eran exclusivamente hombres gay, sino que la empezaron a padecerla quienes se inyectaban drogas y algunos receptores de transfusiones sanguíneas. En 1986 se sabía que era una enfermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que se podía transmitir por vía sexual o por contacto con sangre contaminada y que no tenía cura. En los años 90 el sida era el enemigo público y una epidemia amenazante que de solo nombrarla causaba terror. Freddie Mercury y Héctor Lavoe cayeron ante esta terrible enfermedad y Tom Hanks ganó un Óscar por retratar el drama de los infectados: enfermos, discriminados y estigmatizados. Hoy en día la patología ya no tiene esa atención de las décadas anteriores, pero aunque ha disminuído su incidencia, sigue presente.Le puede interesar: Sida: de enfermedad mortal a crónica“Pareciera ser que es un tema que ya no está en la agenda de los gobiernos o ministerios con la fuerza con la que estaba antes”,explica el médico experto en salud pública y director médico para Latinoamérica de ViiV Healthcare, Isidoro Prudente. Según los expertos, los grandes avances en el tratamiento de la enfermedad han hecho que hoy en día muchos portadores del virus lleven una vida normal e incluso con una expectativa de vida similar a la de una persona no infectada El problema radica en que la enfermedad está vista como una infección crónica y no letal”, dice Prudente. “En la década de los 80 veíamos que la gente moría por VIH porque lo dejaban avanzar a etapa SIDA. En la actualidad vemos que una persona que se diagnostica a tiempo y es tratada oportunamente pueda vivir 40 o 50 años con ese tratamiento”, afirma Prudente.Este cambio de estatus de la enfermedad de mortal a crónica ha provocado también un relajamiento sobre el peligro de contagio. Pero según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus aún está presente, mata a miles y sigue siendo un problema de salud pública. “Se calcula que podría haber un 40 por ciento de personas viviendo con VIH o tal vez más que no están diagnosticadas y eso tiene quer ver un poco con el estigma, la discriminación y el miedo”, dice Prudente. Otra cifra preocupante es que solo el 53 por ciento de los 36,7 millones de personas que vivían con el VIH estaba recibiendo el tratamiento en 2016 a nivel mundial.Puede leer: El Sida: la enfermedad devastadora del siglo XXIAunque la mayor parte de personas infectadas con VIH hoy son mayores de 25 años, los adolescentes son el grupo de edad en el que más aumentan las cifras del contagio. Según Prudente esto está ligado en parte a un falencia en la educación. “Las poblaciones más jóvenes no están recibiendo la educación necesaria para utilizar las medidas de barrera contra la infección como el uso de preservativo, que es vital y que vemos que no se está utilizando tanto como en otros grupos sectarios”, asegua. Por eso, en opinión del experto, “es importante aumentar el chequeo y diagnóstico en esta población. Puede ser en lugares donde más concurren, en las universidades, en los espacios públicos y facilitarles que tomen la prueba del VIH”.Los retos de la enfermedadHoy en día 37 millones de personas viven con VIH en el mundo y cerca de 20 millones están recibiendo tratamiento. Es una situación favorable. Sin embargo, los expertos dicen que es necesario hacer más diagnósticos y garantizar que las personas accedan de manera más fácil al tratamiento. “Debemos evitar el estigma contra las personas que se hacen el examen del VIH y, sobre todo, con minorías como los transgéneros, transexuales u otros que quieren testearse y muchas veces, debido a esta discriminación que sufren, ni se acercan a hacerlo”, cuenta Prudente. 1.800.000 personas se infectan cada año.Por otro lado, el acceso al tratamiento es otro de los grandes retos. “Los fármacos que tenemos actualmente son altamente efectivos. A parte de que han mejorado en tolerabilidad y eficacia, también permiten que el VIH sea una parte menor de la vida de los pacientes”, explica Prudente. La innovación en las terapias para esta enfermedad ha permitido que hoy en una sola pastilla estén los tres antirretrovirales que se usan para tratar el virus. “El objetivo del tratamiento es obtener una carga viral indetectable, es decir, que la persona que está recibiendo esa medicación no tenga virus circulante en sangre y que el riesgo de contagiar a otra persona sea mínimo”, explica el experto. Recomendamos: El sida: lo que cuestaOrganizaciones como ONUSIDA han puesto a los países el reto de cumplir con la estrategia del 90-90-90: “Esto quiere decir que en 2020 el 90 por ciento de quienes viven con VIH sean diagnosticados, y que el 90 por ciento de ellos reciba el tratamiento y que de estos el 90 por ciento estén indetectables sin carga viral circulante, es decir, sin virus en sangre”, dice el experto. Para 2030, el objetivo es lograr la estrategia 95-95-95.