La glucosa es energía para el cuerpo. La función de la insulina es transportar la glucosa del torrente sanguíneo a la grasa, el músculo y otras células para almacenarse y utilizarse como fuente de energía. En las personas que sufren de diabetes, su cuerpo no hace ese transporte, lo que da como resultado niveles altos de azúcar en la sangre.
La mayoría de los alimentos que se consumen se convierten en azúcar (también llamada glucosa) que se libera en el torrente sanguíneo. El páncreas produce una hormona llamada insulina, que actúa como una llave que permite que el azúcar en la sangre entre a las células del cuerpo para que estas la usen como energía.
En los pacientes diabéticos, su cuerpo no produce una cantidad suficiente de insulina o no puede usar adecuadamente la insulina que produce. Cuando no hay suficiente insulina o las células dejan de responder de forma positiva a la insulina, hay demasiada azúcar en el torrente sanguíneo y, con el tiempo, esto puede causar problemas de salud graves, como enfermedad del corazón, pérdida de la visión y enfermedad de los riñones.
Existen diferentes tipos de diabetes:
- Diabetes tipo 1: este tipo de diabetes es la menos común. Se puede presentar en cualquier edad, pero la suelen padecer, por lo general, niños, adolescentes o adultos jóvenes. Se caracteriza por una producción deficiente de insulina, el cuerpo no produce o produce en cantidades mínimas.
- Diabetes tipo 2: este tipo de diabetes es el más común. Por lo general, se presenta en la edad adulta (sobrepeso), sin embargo, en la actualidad se presenta cada vez más en los niños. En esta enfermedad el cuerpo es resistente a la insulina y no la usa como debería.
¿Cuáles son los factores que afectan los niveles de glucosa en la sangre?
Además del consumo de alimentos o productos, existen otros factores que pueden elevar el azúcar en las personas. Según explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, hay diferentes de las que pueden afectar los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo:
- Tener dificultad para dormir: no poder descansar por falta de sueño puede hacer que disminuya la eficacia del organismo respecto al uso de la insulina. De acuerdo con los expertos, una noche de falta de sueño puede afectar los niveles de glucosa.
- No desayunar: además de ser perjudicial para la salud del cuerpo en general, saltarse el desayuno puede aumentar estos valores en la sangres, después el almuerzo y la cena.
- Tomar café: aunque esta bebida ayuda a tener energía para el día, tomar café, incluso sin endulzante aumenta el azúcar en algunas personas que son sensibles a la cafeína.
- Estar deshidratado: es vital tomar al menos ocho vasos de agua al día para mantener el cuerpo hidratado. Cuando hay poca agua en el organismo, hay una mayor concentración de azúcar en la sangre.
- Tener quemaduras solares: los daños causados por el sol causan estrés en las personas. Este estrés es uno de los factores por los que se aumenta la glucosa.
- Consumir endulzantes artificiales: se debe tener cuidado con el consumo de estos productos ya que, aunque existen pocas investigaciones respecto a esto, algunos resultados indican que pueden aumentar el azúcar en la sangre.
Sobre esta misma línea los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalan que el calor extremo también puede afectar los niveles de azúcar, pero disminuyendo los valores. Esto se debe a que “el calor extremo puede hacer que sus vasos sanguíneos se dilaten, lo cual hace que la insulina se absorba más rápidamente y podría causar una caída del azúcar en la sangre”.
Recomendaciones para pacientes diabéticos
Las personas diabéticas deben tener hábitos saludables para mejorar su condición de salud y evitar mayores complicaciones. Cuando se conoce en diagnóstico de esta enfermedad es fundamental incluir alimentos y productos que contribuyan al bienestar del organismo. Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, señala algunas recomendaciones.
- Disminuir el consumo diario de sal.
- Evitar comer alimentos con contenido alto de azúcar.
- Durante el día, comer pequeñas porciones de comida.
- Incluir alimentos integrales, frutas y vegetales.
- Disminuir el consumo de grasa.
- Evitar el consumo de alcohol.
- Analizar la cantidad de carbohidratos que se consumen durante el día.