La glucosa es una sustancia normal en el organismo y en niveles adecuados cumple con diversas funciones, entre ellas la generación de energía corporal. Sin embargo, cuando se eleva es posible que cause afecciones que al final resultan muy complejas de manejar.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden derivar en diabetes, que con el tiempo es posible que ocasione daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios, por lo que su control es determinante.

La mejor forma de hacerlo es mediante la ingesta de una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, baja en carbohidratos y grasas, y mucha hidratación. También es clave la práctica regular de actividad física.

Como ya se mencionó, si los niveles de azúcar no se controlan, es posible que se generen complicaciones de salud en algunos órganos y uno de ellos es el cerebro. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indican que el cerebro es sensible a la cantidad de glucosa que recibe.

Los niveles de glucosa elevados generan afectaciones en el cerebro. | Foto: Fertnig/Getty Images

En este caso, tanto los niveles altos de azúcar en la sangre como los bajos pueden dañar los vasos sanguíneos. La mencionada fuente explica que el cerebro es el centro de comando del cuerpo y está formado por células nerviosas que mantienen el funcionamiento del organismo, incluso mientras la persona duerme.

También controla cómo se siente, aprende y recuerda las cosas. Y para hacer todo este trabajo, el cerebro usa el azúcar en la sangre para obtener energía. El cerebro es el órgano que más energía requiere: necesita la mitad de toda la que provee el azúcar en el cuerpo para funcionar correctamente.

Sin embargo, si las cantidades de glucosa están fuera de los valores normales, pueden desequilibrar el centro de comando. De la misma forma en que la diabetes causa daños a los nervios y vasos sanguíneos de los ojos, los pies y las manos, también puede afectar el cerebro.

El azúcar elevado en la sangre puede ocasionar daños en los nervios y vasos sanguíneos del cerebro. | Foto: Getty Images

Los efectos cerebrales de la diabetes

Es posible que esto ocasione problemas con la memoria y el aprendizaje, cambios de humor, aumento de peso, cambios hormonales y, con el tiempo, a otros problemas graves como enfermedad de Alzheimer.

Adicionalmente, tener episodios frecuentes de hiperglucemia (niveles altos de azúcar en la sangre) puede crear estrés en el cerebro y debido a que los efectos ocurren a lo largo del tiempo y no se reflejan de manera inmediata, muchas personas no saben que este órgano se está afectando.

Con el avance del tiempo, los niveles altos de azúcar en la sangre van dañando los vasos sanguíneos del cerebro que se encargan de llevar sangre rica en oxígeno. Cuando el cerebro recibe muy poca sangre, las células pueden morir. Esto se llama atrofia cerebral y es posible que genere problemas de memoria y del pensamiento y, al final, causar demencia vascular, precisan los CDC.

Debido a que tanto los niveles altos de azúcar en la sangre como los bajos pueden causar estos daños, es particularmente importante que las personas con diabetes mantengan sus niveles de azúcar en la sangre en los valores deseados.

El nivel de azúcar, tanto alto como bajo, tiene incidencia en el cerebro. | Foto: Getty Images/iStockphoto

¿Qué ocurre en el caso de los niveles bajos de azúcar?

Si los niveles de glucosa alto perjudican, los bajos también tienen sus efectos negativos. Si el cerebro no recibe suficiente azúcar, deja de llegarle oxígeno y, a diferencia de los niveles altos, que tardan en afectar el cerebro, cuando una persona tiene la glucosa baja, los signos suelen ser inmediatos.

Los síntomas pueden incluir mareo, temblor o irritación, y es posible que tenga problemas para caminar o hablar. Cuando los niveles de azúcar en la sangre están muy bajos, es posible que genere desmayos o convulsiones, e incluso ocasionar un coma.