Los vómitos y la diarrea son síntomas comunes cuando una persona presenta gastroenteritis, la cual está relacionada con la inflamación e irritación del estómago y los intestinos por cuenta de una infección, que en muchas ocasiones es viral.

Sin embargo, estas molestias también pueden ser ocasionadas por la presencia de bacterias, parásitos, ciertos medicamentos o algunas afecciones médicas. Los alimentos que son difíciles de digerir como algunos dulces y la carne o el pescado poco cocidos, también pueden causarlas.

Si bien podría pensarse que el vómito y la diarrea no generan grandes complicaciones para el organismo, lo cierto es que pueden derivar en deshidratación, generando diversos efectos negativos en el cuerpo, el cual requiere de importantes cantidades de agua para cumplir con sus funciones normales.

Según información del portal Family Doctor, de la Academia Americana de Médicos de Familia, muchas veces es difícil saber si una persona está deshidratada y por eso es común que cuando se presentan signos, el proceso de falta de líquido en el organismo ya esté avanzado.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unidos, los síntomas de la deshidratación pueden incluir sed extrema y boca seca, orinar menos de lo normal, sentirse cansado, orina de color oscuro y disminución de la turgencia de la piel, lo cual significa que cuando la piel se pellizca y se suelta, no se aplana y retorna a la normalidad de inmediato. También se pueden evidenciar ojos o mejillas hundidos e incluso mareos o desmayos.

Los niños que sufren diarrea o vómito están muy expuestos a presentar deshidratación. Foto: Getty images. | Foto: Getty images

En el caso de los menores, los especialistas recomiendan prestar especial atención a la sed, la falta de energía, la boca seca, ausencia de lágrimas cuando lloran, disminución de la turgencia de la piel y en ellos también se pueden presentar ojos o mejillas hundidos.

Tratamiento

“Si la deshidratación es grave, es posible que la persona requiera que le administren líquidos por vía intravenosa para reemplazar los líquidos perdidos por los vómitos o la diarrea”, precisa el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.

Cuando la deshidratación no es compleja es posible que pueda tratarse de manera natural en la casa y una de las formas es suministrándole al organismo soluciones de rehidratación oral. Según el portal de bienestar y salud Tua Saúde hay un suero casero que puede ayudar a prevenir o combatir la deshidratación y hacerle frente a los efectos generados por el vómito y la diarrea.

Esta solución se obtiene mezclando agua, sal y azúcar y puede ser utilizada en niños y adultos, indica la citada fuente, la cual hace la salvedad de que se debe tener cuidado de seguir estrictamente las cantidades indicadas, ya que un error en la preparación puede provocar complicaciones, especialmente en niños que se encuentren con deshidratación.

La mejor forma de hacerle frente a la deshidratación causada por vómitos y diarrea es consumiendo suficiente líquido. Foto: Gettyimages. | Foto: Gettyimages

Para elaborar el suero, según Tua Saúde, se requiere de los siguientes ingredientes.

- Un litro de agua filtrada, hervida o de agua mineral embotellada

- Una cucharada sopera bien llena de azúcar (20 gramos)

- Una cucharadita de sal (3,5 gramos)

Se mezclan todos los ingredientes y se beben pequeños sorbos varias veces al día, preferiblemente en la misma proporción de líquidos perdidos a través del vómito o de la diarrea. “Un ejemplo para saber si el suero casero está bien preparado es que al probarlo no debe ser más salado que una lágrima”, asegura Tua Saúde.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos recomienda que para ayudar a aliviar la deshidratación se pruebe chupando cubos de hielo, se consuma agua o bebidas para deportistas que contengan electrólitos y se evite tomar pastillas de sales minerales debido a que pueden causar complicaciones graves.

Adicionalmente, es importante consultar con el médico para determinar la alimentación adecuada que se debe consumir para evitar que el problema empeore.