“La fuente de la juventud”, así se conoce a la misteriosa dieta creada por los monjes tibetanos hace más de 2.500 años de la que se ha hablado por mucho tiempo, ¿pero funciona? Todo radica en un libro publicado en 1939 por el escritor Peter Kelder, llamado The Eye of Revelation (El Ojo de la Revelación), en el que develó los secretos ocultos de la dieta tibetana basada en cinco ejercicios y/o ritos que ayudan, según los monjes, a curar y rejuvenecer.

En el escrito, Kelder hacía referencia a la historia de las cinco Lamas del Tibet –ritos tibetanos– que ayudaban a las personas a postergar el envejecimiento en la medida que aportaban más energía al organismo, claro está, acompañado de una dieta que ayudaba en este propósito.

Los Lamas suponen la fuente de la juventud de los tibetanos, alternada entre algunos ejercicios de yoga, un par de minutos dedicados para sí mismo y una dieta propia de su cultura. Todo lo anterior ayudaba a los tibetanos a verse y sentirse bien y a tener energía inagotable incluso cuando llegaban a la edad adulta.

Las dietas saludables mandan la parada en la actualidad, pero es un estilo de vida que los tibetanos ya habían incorporado en su vida cientos de años atrás. Granos enteros, alimentos naturales y saludables, así como los productos integrales hacen parte de la dieta de los monjes.

De acuerdo con un artículo publicado por la revista de estilo de vida GQ, la dieta tibetana consta de varios matices. Hay que partir del hecho de que el vegetarianismo es la clave, el cual puede ser acompañado de otros alimentos como el queso, la mantequilla y el huevo, que deben ser consumidos en cantidades que ayuden a cumplir con las funciones del sistema nervioso, el cuerpo y el cerebro. Las carnes magras también pueden ser incluidas, siempre y cuando el cuerpo lo requiera.

La dieta señala que se debe consumir un solo alimento en una comida, pues esto ayudará a evitar coques en el estómago. De acuerdo con GQ, a esta práctica se le conoce como food combining, la cual señala que la combinación de alimentos es ambivalente: así como puede ser beneficiosa para el organismo, también puede ser dañina.

Destaca que la dieta Hay consiste en algo similar, toda vez que señala que se deben evitar los alimentos que afecten la alcalinidad del cuerpo. Fue creada por William Howard Hay, quien aseguró que la diabetes puede ser controlada mediante esta dieta.

Los almidones chocan con las proteínas, causando malestar en el organismo, según afirman los monjes tibetanos. Esta es la razón por la que recomiendan que el consumo de los almidones, las frutas y las verduras debe ser separado del de las carnes, el pollo y el pescado. Además, preferiblemente se debe evitar los productos que contengan dulce y almidón.

El café y el té, bebidas consumidas a nivel mundial, recomiendan que se tomen puros, sin acompañarlas de leche, azúcar u otro ingrediente. Recomiendan incentivar el consumo de la yema de huevo –quitándole la clara–, pues tiene propiedades que ayudan a la sangre, los tejidos, el cerebro y los nervios.

Por último recomienda que se debe masticar muy bien. Sí, al comer no se deben pasar las porciones completas, sino que se debe tomar el tiempo debido para masticar cada uno de los alimentos, triturarlos con los dientes y digerirlos. Mediante el proceso de la masticación se digieren los azúcares y se facilita la acción de los jugos gástricos sobre los alimentos al preparar el bolo de comida para ser digerido.

La efectividad de esta dieta ha sido ampliamente discutida. La revista GQ reseña que un estudio de de Louisiana State University destaca: “Nuestros resultados indican que la restricción calórica prolongada provocó una reversión en dos de los tres biomarcadores de longevidad informados anteriormente”.

Agrega que en torno a la dieta de los monjes tibetanos no ha habido estudios concluyentes sobre su efectividad o no de cara al retraso del envejecimiento, no obstante, se trata de unos consejos que se ciñen a una dieta saludable que aporta a la salud.