La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud, y puede generar que la persona sude, se sienta inquieta y tensa. Expertos del instituto de investigación Mayo Clinic indican que sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida; sin embargo, puede volverse frecuente, provocando graves afectaciones en la cotidianidad.
En ciertas ocasiones, los efectos de convivir con la ansiedad pueden derivar en malos hábitos alimenticios, de los que muchas veces las personas no son conscientes y comen no porque tengan hambre o sientan una necesidad física, sino que lo hacen para saciar las necesidades emocionales.
“Comer es un conducta que libera numerosos neurotransmisores, como la dopamina, que hacen sentir bien”, precisa el portal Psicología y Mente. Si bien después puedan aparecer sentimientos de culpabilidad, la recompensa y la sensación de bienestar inmediata ayudan a disminuir la emoción de angustia que provoca la ansiedad.
“Aunque darse un capricho de vez en cuando es algo normal e incluso recomendable, determinar la alimentación con base en cómo se siente la persona, o bien intentar afrontar los problemas con comida puede hacer caer en un círculo vicioso muy nocivo tanto para la salud física como mental”, precisa este sitio web.
Causas
Son diversas las causas por las cuáles se genera la ansiedad de comer y una de ellas es la baja autoestima. Las personas que enfrentan esta problemática y se sienten inseguras, cuando les acecha la incertidumbre y la sensación de vacío, procuran llenarlo, muchas veces con la comida.
También incide la mala gestión de las emociones, las cuales tienen un peso muy importante en la ansiedad por comer o en cualquier otro tipo de trastorno alimenticio, precisa el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).
A esto se suma el exceso de autocontrol, pues si una persona está continuamente reprimiendo o controlando las ganas de comer, a veces consigue el efecto rebote, es decir que puede derrumbarse y terminar comiendo grandes cantidades de comida en un tiempo muy reducido.
Dada la importancia de controlar estos desórdenes, existen algunas técnicas que pueden ayudar a controlar esa ansiedad por comer y estas son algunas de ellas:
Identificar cuándo aparece la necesidad de comer: Es importante tratar de determinar que es lo que genera esta ansiedad, si es el estrés, una preocupación, las discusiones familiares e incluso el ciclo menstrual. Esto ayudará a tomar consciencia de evitar ingerir comida en esos momentos.
Relajarse: Practicar ejercicios y técnicas de relajación de forma habitual ayudará a disminuir la tensión acumulada, lo que calmará el estado de ánimo y quitará la ansiedad.
Aprender a gestionar las emociones: Según los expertos, es esencial no reprimir y guardar las emociones negativas, sino percibirlas como señales internas de que hay algo que se debe cambiar o mejorar, precisa Psicología y Mente.
Buscar otro tipo de recompensas: Pensar en actividades que llenen y satisfagan de forma similar, pero sin las consecuencias negativas de comer compulsivamente.
Dormir bien: No dormir las suficientes horas hace que la persona se sienta cansada e irritable y también tiene un efecto directo sobre el organismo, pues aumenta los niveles de hambre. Lo ideal es dormir mínimo 8 horas cada día.
Realizar ejercicio físico: El ejercicio físico moderado ayuda a aumentar los niveles de dopamina y relaja la tensión acumulada, por lo que es un aliado esencial a la hora de disminuir la ansiedad, el estrés y la tensión.
Mantener la mente ocupada: Intentar distraer la mente en aquellos momentos en los que el hambre por ansiedad aparezca puede ser una buena estrategia de afrontamiento. Desviar la atención con actividades como la lectura, hablar con alguien o realizar alguna actividad placentera pueden ser de gran ayuda.
Beber mucha agua: Muchas veces se confunde la sed con el hambre, señala el IEPP. Así que en los momentos en los que interrumpa esa sensación repentina, urgente e inmediata de comer algo y a deshoras, beber agua ayuda a quitar temporalmente la intensa sensación de hambre por ansiedad.
Comer despacio: Disfrutar del momento de comer y masticar más y mejor los alimentos ayuda lograr mejores digestiones y aumenta también la sensación de saciedad.
Comer más proteínas y menos azúcar: Los alimentos y productos con altos niveles de azúcar sacian a corto plazo, pero después esta sensación desaparece rápidamente. Por el contrario, los productos ricos en proteínas sacian durante más tiempo y son más sanos.
Añadir más fibra a la dieta: Como en el punto anterior, los alimentos ricos en fibra también harán que la persona se sienta saciada y de esta forma reducen la ansiedad y el hambre. Es recomendable comer pan integral, pasta integral, más legumbres, frutos secos y arroz integral. También es importante incorporar alimentos bajos en calorías para saciar el hambre.