El azúcar en la sangre es a lo que se le conoce como glucosa. Proviene principalmente de los alimentos que la persona consume y se constituye en su principal fuente de energía.

“Los azúcares que se ingieren con los alimentos son transformados por el metabolismo en glucosa. Ésta se desplaza a través del torrente sanguíneo hasta alcanzar las células de diferentes tipos de tejido proporcionando la energía que necesitan para funcionar. El ejemplo más claro de este proceso es el del tejido muscular, que necesita de esta energía para realizar el esfuerzo que le exige cada movimiento”, precisa la compañía de salud Sanitas, de España.

Cuando el cuerpo realiza el proceso de digestión de los alimentos, los niveles de glucosa en la sangre, a los que clínicamente se denomina glucemia, varían y pueden oscilar entre 70 y 145 miligramos por decilitro de sangre. Según Sanitas, por la mañana, en ayunas son más bajos, se elevan después de cada comida y vuelven a descender dos horas después.

Esto, según los expertos, es el proceso normal de la glucosa en el cuerpo; sin embargo cuando el metabolismo de la insulina (hormona que permite el paso del azúcar a las células) no funciona correctamente, éstas dejan de asimilar correctamente la glucosa, lo que hace que se quede en la sangre. “La voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa estando en ayunas se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl”, precisa Sanitas.

Cuando una persona tiene los mencionados niveles de azúcar en la sangre se le considera prediabética, es decir que aún no tiene diabetes tipo 2, pero está propensa a sufrir la enfermedad, que se refleja cuando la glucemia se sitúa por encima de 126 mg/dl en ayunas y de 200 mg/dl dos horas después de comer.

Si no se controla esta enfermedad, con el paso de los años puede causar diversos problemas a diferentes órganos del cuerpo, según información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Por ejemplo, puede generar problemas oculares, úlceras e infecciones en la pierna o el pie y daños de los nervios del cuerpo causando dolor, hormigueo, pérdida de la sensibilidad, problemas para digerir el alimento y disfunción eréctil.

También puede ocasionar problemas renales; debilitamiento del sistema inmunológico, lo cual puede derivar en infecciones más frecuentes y aumento de la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

La mejor forma de controlar la enfermedad es cambiando los hábitos de vida, consumiendo una alimentación equilibrada sustentada principalmente en frutas y vegetales y realizar ejercicio físico de manera regular. Sin embargo, también hay que estar atentos a otros factores que pueden incidir en el comportamiento de la glucosa.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, hay 10 factores que pueden incidir en el incremento de los niveles de azúcar en la sangre y a los que hay que prestar atención.

1. Quemaduras solares: el dolor causa estrés, y el estrés aumenta los niveles de azúcar en la sangre.

2. Endulzantes artificiales: se necesitan más investigaciones, pero algunos estudios indican que pueden aumentar el azúcar en la sangre.

3. Café, incluso sin endulzantes. El nivel de azúcar en la sangre de algunas personas es muy sensible a la cafeína.

4. Falta de sueño: hasta una sola noche de muy poco sueño puede hacer que el cuerpo use la insulina de manera menos eficaz.

5. Saltarse el desayuno: eliminar esa comida de la mañana puede aumentar el azúcar en la sangre después del almuerzo y de la cena.

6. Hora del día: el azúcar en la sangre puede ser difícil de controlar cuanto más tarde sea.

7. Fenómeno del amanecer: las personas tienen un aumento de las hormonas de mañana temprano, independientemente de que tengan diabetes o no. En las personas con diabetes, el azúcar en la sangre puede subir.

8. Deshidratación: menos agua en el cuerpo significa que hay una mayor concentración de azúcar en la sangre.

9. Aerosoles nasales: algunos tienen sustancias químicas que hacen que el hígado produzca más azúcar en la sangre.

10. Enfermedad de las encías: es una complicación de la diabetes así como una causa de la subida de la glucosa en la sangre.

Según los CDC, también hay desencadenantes que pueden hacer bajar el azúcar en la sangre. Por ejemplo, el calor extremo puede hacer que los vasos sanguíneos se dilaten, lo cual hace que la insulina se absorba más rápidamente y podría causar una caída del azúcar en la sangre. Si una actividad o un alimento o una situación son nuevos, la recomendación es asegurarse de verificar los niveles de azúcar en la sangre antes y después para ver cómo responde.