El azúcar y el colesterol son sustancias que, a pesar de ser necesarias para el buen funcionamiento del organismo, en exceso pueden generar problemas de salud a las personas. Por ello, los expertos señalan la importancia de mantener una buena alimentación baja en grasas trans y azúcares refinados.

No obstante, existen dietas reconocidas como la dieta mediterránea, cuyos beneficios son conocidos en todo el mundo. Además de esta dieta, el portal especializado Saber Vivir señaló que la dieta nórdica también es buena para mantener los niveles de colesterol y glucosa controlados.

En esta dieta se resaltan alimentos como las bayas, verduras, pescados, cereales integrales y aceites vegetales. La dieta se ha vuelto bastante famosa debido a que previene la diabetes tipo 2, el colesterol elevado y la hipertensión. Además, ayuda a regular el peso, en especial cuando la persona sufre de sobrepeso y obesidad.

El secreto de esta dieta está en las grasas buenas, pues investigadores aseguran que es la composición única de las grasas lo que contribuye más a brindar beneficios en la salud. Las grasas provienen del pescado, semillas de lino, girasol, colza, entre otras.

Esta dieta es rica en grasas insaturadas, omega 3 y omega 6. Para acompañar la dieta con alimentos saludables, los expertos señalan que se debe incluir verduras, legumbres, repollo, cebolla y frutas como manzanas, peras, ciruelas, entre otras. Por último, señalan que es importante consumir productos lácteos bajos en grasa.

Cómo es la dieta mediterránea:

La dieta mediterránea incluye muchos vegetales, frutas, legumbres, cereales y productos ricos en carbohidratos saludables como el pan, la pasta y el arroz integral. También contiene cantidades moderadas de pescado, carnes magras blancas y algunos productos lácteos. En está modalidad de alimentación se usa para cocinar el aceite de oliva extravirgen.

Expertos aseguran que no hay un alimento mágico que prevenga las enfermedades neurológicas, sin embargo, una dieta equilibrada puede ayudar a reducir el riesgo de padecerlas. Una buena alimentación mantendrá de manera sana a todos los órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro.

El doctor Gurutz Linazasoro le dijo al diario BBC Mundo que “la alimentación es uno de los pocos factores de riesgo de enfermedades neurológicas que está en nuestras manos modificar y controlar”.

La dieta nórdica y mediterránea tienen muchas similitudes en sus alimentos. | Foto: Getty Images

La revista BMC Medicine publicó un estudio en el que le hizo un seguimiento a 642 personas de más de 65 años en Toscana (Italia), durante dos décadas. La investigación confirmó que la dieta mediterránea reduce el riesgo de mortalidad en personas de la tercera edad.

Para este estudio se analizaron biomarcadores dietéticos en plasma y orina; y se hizo un seguimiento durante 20 años a 642 participantes (el 56 % de ellos, mujeres) de 65 años o más, de los que se obtuvieron datos completos sobre sus biomarcadores alimentarios.

Alimentos infaltables:

* Los frutos secos

Son alimentos con un alto contenido graso, más del 50 % de su peso, pero esta grasa está constituida en su mayor parte por ácidos grasos insaturados o cardiosaludables. Estas grasas cardioprotectoras están compuestas principalmente por ácidos grasos omega 6, otro tipo de ácidos grasos esenciales que el organismo no puede fabricar. Los frutos secos además aportan fibra, vitaminas y antioxidantes beneficiosos para la salud

* Grasas saludables

Las grasas saludables son un pilar de la dieta mediterránea. Se ingieren en lugar de las grasas menos saludables, como las grasas saturadas y trans, las cuales contribuyen a las enfermedades cardíacas, indican expertos de Mayo Clinic.

El aceite de oliva es la principal fuente de grasa agregada en la dieta mediterránea. Se trata de un producto que aporta grasas monoinsaturadas, que han demostrado reducir el colesterol total y los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol “malo”).

El pescado también es importante en esta dieta. Los pescados grasos como el arenque, las sardinas, el atún blanco, el salmón y la trucha de lago, son ricos en ácidos grasos omega-3, un tipo de grasa poliinsaturada que puede reducir la inflamación del cuerpo.