De acuerdo con el Manual MSD, el trastorno dismórfico corporal se caracteriza principalmente por la preocupación por los defectos percibidos en la apariencia física, los cuales no son evidentes o son levemente visibles a otras personas. Por lo general, este trastorno comienza en la adolescencia y puede ser algo más frecuente entre las mujeres.
De este modo, las personas con este trastorno presentan principalmente preocupación en las áreas corporales como la piel, el cabello y la nariz; y en algunas personas se observan cicatrices en la piel como consecuencia del arrancamiento de vello imaginario. De hecho, una persona con esta condición puede llegar a someterse a diferentes cirugías plásticas con el fin de hacer cambios corporales.
En cuanto a la sintomatología del trastorno dismórfico corporal, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, indica los signos y los síntomas que una persona puede padecer:
- Estar extremadamente preocupado por un defecto percibido en la apariencia que los demás no pueden ver o que parece poco importante.
- Estar convencido de que tiene un defecto en la apariencia que lo hace feo o deforme.
- Creer que los demás ponen especial atención en la apariencia de una manera negativa o se burlan de ello.
- Tener comportamientos dirigidos a arreglar u ocultar el defecto percibido, tales como mirarse frecuentemente el espejo, arreglarse o rascarse la piel.
- Intentar ocultar los defectos percibidos con el estilo, el maquillaje o la ropa.
- Comparar constantemente la apariencia con la de los demás.
- Buscar con frecuencia la aprobación de la apariencia por parte de los demás.
- Tener tendencias perfeccionistas.
- Evitar situaciones sociales.
Hasta el momento, no se sabe con exactitud cuál es la causa del trastorno dimórfico corporal. Al igual que otras enfermedades de salud mental, este problema de salud puede ser un resultado de una combinación de problemas como antecedentes familiares, experiencias negativas o un funcionamiento anormal del cerebro.
Ahora bien, existen factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de desencadenar este trastorno. Mayo Clinic detalla alguno de ellos:
- Tener parientes consanguíneos con trastorno dismórfico corporal o trastorno obsesivo-compulsivo.
- Experiencias de vida negativas, como burlas en la infancia, negligencia o abuso.
- Ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo.
- Presión social o expectativas de belleza.
- Tener otra afección de salud mental, como ansiedad o depresión.
¿Cómo se puede tratar este trastorno?
Según el portal web Top Doctors, la dismorfia corporal debe tratarse con ayuda psicológica y en algunas ocasiones con medicación, esto depende de la gravedad de los síntomas que se presenten.
- Tratamiento psicológico: como tal, se puede realizar una tarea preventiva de exposición y respuesta o una terapia cognitivo-conductual. “La primera de ellas consiste en exponer al paciente a aquello que le provoca ansiedad y se le ofrecen técnicas para poder controlar la ansiedad y los sentimientos negativos”. La segunda, permite al paciente cambiar sus pensamientos negativos y pesimistas, reconsiderando otro tipo de pensamientos.
- Medicamentos: cuando los síntomas son severos y afectan el desarrollo del día a día del paciente, los especialistas en salud mental pueden recetar antidepresivos, normalmente inhibidores selectivos de recaptación de serotonina.