Entre el 50 y 55 % de la población en Europa presenta niveles elevados de colesterol en la sangre y una gran mayoría desconoce este problema que incrementa el riesgo de desarrollar diabetes y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Las personas con niveles de colesterol muy altos determinados genéticamente se encuentran en mayor riesgo de sufrir dolor en las articulaciones, sin embargo, no es claro si las personas con niveles más bajos podrían ser vulnerables a las lesiones del tendón o articulaciones.
Los tendones son las fibras resistentes que conectan los músculos y los huesos del cuerpo. Se cree que el estrés mecánico como resultado de la obesidad o la distribución de grasa corporal en exceso y el uso excesivo durante el transcurso del ejercicio o trabajo son unas de las principales causas de las lesiones del tendón (tendinitis), pero estos factores no explican una proporción significativa de los casos.
Un estudio realizado por expertos en movilidad y dolor articular, señaló que “en comparación con personas cuya estructura del tendón era normal, aquellas con la estructura del tendón anormal presentaban un perfil de grasa en la sangre (lípidos) significativamente más desfavorable”.
Los niveles altos de colesterol también son conocidos por estimular la acumulación de colesterol en las células del sistema inmunológico, que a su vez conduce a la inflamación crónica de bajo nivel. En comparación con las personas sin lesiones tendinosas, aquellos con tendinopatía aumentaron el número de estas células inmunes en los tendones.
Por su parte, la Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que con el colesterol alto es posible que se formen depósitos grasos en los vasos sanguíneos y, con el tiempo, estos crecen y hacen que sea más difícil que fluya suficiente sangre a través de las arterias. A veces, esos depósitos pueden romperse de repente y formar un coágulo que causa un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
De acuerdo con expertos de la entidad, esta enfermedad también puede ser hereditaria o puede ser consecuencia de un estilo de vida poco saludable, como por ejemplo comer muchas grasas dañinas. La grasa saturada se encuentra en algunas carnes, productos lácteos, chocolate, productos horneados, alimentos procesados y fritos.
Recomendaciones para reducir el colesterol
Para prevenir altos niveles de colesterol en la sangre, Mayo Clinic recomienda seguir una dieta baja en sal, y en la que prime el consumo de frutas, vegetales y cereales integrales, ya que estos tienen un alto contenido de fibra.
Al mismo tiempo, aconseja limitar la cantidad de grasas de origen animal y usar las grasas buenas con moderación. Además de bajar de peso y mantenerse saludable y por eso es clave realizar ejercicio al menos 30 minutos diarios, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre 20 % y 30 % mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.
El aumento de fibra soluble puede reducir la absorción del colesterol en el torrente sanguíneo. La fibra soluble se encuentra en alimentos tales como avena, frijoles, coles de Bruselas, manzanas y peras.
Otra alternativa consiste en el ejercicio constante. La actividad física moderada puede ayudar a aumentar las lipoproteínas de alta densidad (colesterol HDL), el colesterol “bueno”. Con la aprobación de tu médico, haz por lo menos 30 minutos de ejercicio cinco veces a la semana o actividad aeróbica intensa durante 20 minutos tres veces a la semana.
Añadir actividad física, incluso en intervalos cortos varias veces al día, puede ayudar a bajar de peso. Para ello, la persona puede:
- Hacer una caminata rápida durante la hora del almuerzo, todos los días
- Ir en bicicleta hasta el trabajo
- Jugar su deporte favorito
Para estar motivada, la persona debe tener en cuenta que puede buscar un compañero de actividad física o unirse a un grupo de ejercicios.