Es poco frecuente que la gente se queje de un dolor en los riñones; sin embargo, esta es una afección que muchas personas padecen y que suele indicar que existe algún problema en ellos. Además, pocos se dan cuenta ya que se manifiesta como una dolencia en la parte inferior de la espalda, pudiendo ser muy moderado o intenso. En la mayoría de ocasiones se habla de problemas en los riñones, tales como infecciones o cálculos renales, entre otros, según el magazín El Mundo Deportivo.
Los riñones tienen un papel fundamental para el buen funcionamiento del organismo ya que son los encargados de filtrar los desechos del cuerpo. Estos órganos que están ubicados a ambos lados de la columna realizan una filtración de más de 200 litros de sangre y dos litros de productos de desecho antes de que se eliminen del cuerpo a través de la orina.
Por esta razón, es importante mantener los riñones sanos para una correcta desintoxicación. Sin embargo, ciertos alimentos pueden incentivar la aparición de cálculos renales y así evitar que estos órganos funcionen bien. En contexto, los cálculos renales ocurren cuando hay demasiado ácido en la orina. “Estas piedras contienen ácido úrico, una sustancia que el cuerpo produce cuando descompone los químicos en los alimentos”, según el portal WebMD.
Actualmente alrededor de 850 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad renal. “El riñón es a menudo un traidor silente, de manera que en muchas ocasiones el paciente no se da cuenta de que está dejando de funcionar”, explica la doctora María José Soler, del servicio de nefrología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Nefrología.
Medline Plus afirma que existen diferentes tipos de cálculos renales. Los cálculos pueden desarrollarse cuando la orina tiene un alto contenido de ciertas sustancias que forman cristales y estos cristales pueden convertirse en cálculos a lo largo de semanas o meses. Por su parte, los cálculos de calcio son los más comunes. Estos se producen con mayor frecuencia en los hombres con edades entre los 20 a 30 años.
Aquí algunos remedios caseros para calmar los fuertes dolores de riñón y prevenir enfermedades renales:
Zumo de limón
- Esta fruta cítrica contiene ácido acético que ayuda a destruir las piedras que pueden encontrarse en el riñón así como disolverlas para que sean expulsadas a través de la orina.
- Se puede beber por la mañana un vaso de agua con jugo de limón.
- Además, se le pueden agregar unas gotas de aceite de oliva y mezclar unas pocas cucharadas de este junto el jugo de limón para potenciar los efectos positivos del limón (esto es opcional y al gusto).
Té de semillas
- Esta elaboración es otro diurético que ayudará a la limpieza de los riñones, además de la vejiga urinaria.
- Igualmente, el té de semillas de apio también puede resultar efectivo para tratar el dolor de riñones ya que se ha demostrado que acelera la eliminación de las sustancias que quedan acumuladas en los riñones, aumenta la producción de orina y aliviar el dolor de riñones.
Diente de león
- El diente de león es una planta utilizada por sus propiedades, entre las cuales se encuentra su acción diurética.
- Las sales de potasio presentes en esta planta actúan estimulando la micción, esto quiere decir que elimina el agua a través del organismo y, por lo tanto, va eliminando toxinas. Por esta razón, puede facilitar la limpieza de los riñones y la expulsión de pequeñas piedras.
- Para hacer el remedio tan solo hay que preparar una infusión de esta planta y tomar una taza al día.
Beber mucha agua
- Los riñones filtran constantemente los líquidos del cuerpo reteniendo sustancias negativas para el organismo.
- Una falta de líquido, especialmente de agua, puede producir una acumulación de estas sustancias en los riñones, facilitando la aparición de infecciones u otros problemas derivados de los mismos.
- Por esta razón, beber agua frecuentemente durante todo el día es fundamental para evitar el dolor de riñones por algunas de las posibles causas.
- El agua permite deshacerse de las bacterias y suciedad acumulada en los riñones, que pueden ser expulsados si hay un flujo de agua constante. Por ejemplo, un cálculo renal pequeño puede ser eliminado a través de la orina con el agua suficiente.