El dolor de rodilla es un síntoma muy común en personas de todas las edades y puede empezar repentinamente, a menudo después de una lesión o de ejercicio, mientras que el dolor de cadera es cualquier dolor que se presente en o alrededor de la articulación de la cadera que puede ser causado por problemas en los huesos o el cartílago de la cadera, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Además, existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de padecer problemas de rodillas y cadera, entre ellos: sobrepeso; falta de flexibilidad o fuerza muscular; lesión previa, entre otros.

Por lo general, estos dolores que se presentan en la rodilla y cadera están relacionados con la artritis, una enfermedad que genera hinchazón y sensibilidad en las articulaciones. Esto se da porque las áreas afectadas suelen desgastarse con el paso del tiempo. Sin embargo, en ocasiones se pueden confundir las afecciones, pues la artritis es similar a la artrosis.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, mencionaron que la artrosis, es una afección reumática crónica que lesiona el cartílago articular y va produciendo desgaste en el mismo. Provoca dolor, rigidez e incapacidad funcional, que impide realizar con normalidad algunos movimientos como cerrar la mano, subir escaleras o caminar.

El tono rojizo en las articulaciones es el síntoma más claro de molestas en las articulaciones. Sin embargo, no siempre se trata de algo negativo. | Foto: Semana

La artrosis afecta sobre todo a las articulaciones que soportan mayor peso y hacen un esfuerzo mayor como las caderas, las rodillas, los hombros y la columna vertebral, de acuerdo con el portal Cinfasalud, de España. También es frecuente su aparición en algunos dedos de las manos. Puede afectar solamente a una o dos articulaciones o presentarse de forma generalizada.

Mientras que la artritis se da en articulaciones que no soportan tanto peso como las muñecas, falanges, entre otras.

¿Cómo distinguir si es una u otra?

Estas dos afecciones comparten características como su carácter reumático y crónico o que la posibilidad de padecerlas aumenta con la edad. También pueden comprender algunas pautas comunes para el manejo del dolor que provocan; sin embargo, su origen y la manera en que cada una afecta a las articulaciones son distintos.

En el caso de la artrosis, la causa es degenerativa, pues se produce por el desgaste del cartílago con el paso de los años, lo cual provoca que los huesos se rocen. Además de la edad, pueden aumentar el riesgo de padecer artrosis factores hormonales como la menopausia, la obesidad, algún traumatismo previo o la práctica habitual de algunos deportes como el ciclismo o el running, especialmente si se han sufrido lesiones.

La artritis reumatoidea es una enfermedad autoinmune. | Foto: Getty Images

La principal señal que puede indicar que se sufre de artrosis es el dolor, el cual normalmente se presenta cuando se realiza un mayor esfuerzo a la articulación enferma y, en general, empeora a medida que avanza el día. Con el progreso de la enfermedad, el dolor puede aparecer incluso cuando la persona está en reposos o en el descanso nocturno.

En la artrosis de la columna vertebral, por ejemplo, se produce dolor de cuello o de la región lumbar, dificultad para el movimiento y contractura de los músculos de la región afectada. Si se trata de artritis, los signos y síntomas pueden incluir: articulaciones sensibles, calientes e hinchadas, rigidez articular que generalmente empeora por las mañanas y después de la inactividad y cansancio, fiebre y pérdida del apetito.

El cartílago de estas parte del cuerpo es fundamental para evitar que los huesos rocen. Getty Images. | Foto: Jan-Otto

Según el instituto de investigación Mayo Clinic, en sus inicios, la artritis tiende a afectar las articulaciones más pequeñas, especialmente las que unen los dedos de las manos o de los pies, pero a medida que avanza la enfermedad, los síntomas pueden extenderse a las muñecas, las rodillas, los tobillos, los codos, la cadera y los hombros. En la mayoría de los casos, los síntomas se producen en las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo.