El teléfono celular ha experimentado una evolución vertiginosa en los últimos años y, como consecuencia, muchas personas se han vuelto cada vez más dependientes de este aparato, sobre todo antes de dormir.
Pero, ¿hasta qué punto es bueno para la salud tener el móvil pegado? El impacto negativo de utilizar el teléfono celular antes de dormir está más que probado. Se sabe que afecta el sueño al mantener la mente psicológicamente comprometida, pues son aparatos diseñados para entretener y proporcionar información, lo contrario de lo que requiere el cuerpo a la hora de apagar las luces y dormir.
Además, revisar las redes sociales o el correo electrónico justo antes de acostarse y ver algo molesto o muy divertido puede desencadenar un retraso del sueño, que lleve a las personas a pasar mucho tiempo despierto mirando el techo y sin poder quedarse dormido.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en el año 2014, advierte que los teléfonos móviles son transmisores de radiofrecuencias de baja potencia, pues funcionan en un intervalo de frecuencias de entre 450 y 2.700 MHz y tienen un pico de potencia que va de 0,1 a 2 vatios. Precisa el documento que el aparato solo transmite energía cuando está encendido, y que la potencia desciende rápidamente al aumentar la distancia con el dispositivo.
“Una persona que utiliza el teléfono móvil a una distancia de entre 30 y 40 centímetros de su cuerpo – por ejemplo, al escribir mensajes de texto, navegar por internet o cuando se utiliza un dispositivo manos libres – estará mucho menos expuesta a campos de radiofrecuencia que quienes lo utilizan acercando el aparato a su cabeza”, señala el informe de la OMS.
Esta organización alerta que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos, pero aclara que en el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, “la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante”.
Otros estudios afirman que la luz azul de la pantalla suprime la melatonina, una hormona responsable de controlar el ciclo de sueño-vigilia, lo que implica que dicha luz no solo es mala para la visión, sino también para el cerebro. Varias investigaciones han encontrado una correlación entre los niveles suprimidos de melatonina y la exposición a la luz azul. Cuando el cuerpo se queda sin esa hormona puede experimentar insomnio, cansancio e irritabilidad durante el día.
Pese a estos peligros, se estima, al menos en Estados Unidos, que 95% de quienes tienen celular lo consultan justo antes de dormir, lo ponen debajo de su almohada o en la mesita de noche.
Por eso, tratar de mantenerse alejado del celular puede ser terriblemente difícil, especialmente porque para muchos su teléfono es una extensión de ellos mismos, que les permite mantenerse conectados con amigos y familiares, les ayuda a organizar su día de trabajo o les permite ponerse al día con sus programas favoritos. Expertos ofrecen algunas recomendaciones para que las personas minimicen el uso del celular antes de dormir.
Usar la luz buena: Como uno de los problemas del uso teléfonos es la luz azul que emiten, tiene sentido contrarrestar ese impacto con una luz que no interrumpa las funciones naturales del cuerpo. Los nuevos modelos de teléfonos inteligentes de hoy vienen con un modo nocturno incorporado que filtra la luz azul y emite una luz más cálida. También hay aplicaciones móviles que se puede instalar en el teléfono para que pueda ajustar el color y el brillo de la pantalla cuando esté en la cama preparándose para dormir.
Terminar las actividades en línea 30 minutos antes de acostarse: La National Sleep Foundation de Estados Unidos recomienda tener al menos media hora de tiempo libre de dispositivos antes de acostarse, por lo que es más fácil para que el cuerpo se adapte.
Para forzarse a abandonar el teléfono, se puede programar el Wi-Fi para que se apague a determinada hora o usar un bloqueador de internet.