Mantener una dieta alimenticia saludable es de gran beneficio para el cuerpo por donde quiera que se lo mire. Por ejemplo, es ideal para tener un peso adecuado y evitar la obesidad. Además, es de vital importancia para proteger un sistema tan relevante para el organismo como lo es el cardiovascular.

Adicional a esto, puede prevenir el surgimiento de una enfermedad como la diabetes, la cual aparece por tener elevados los niveles de la glucosa en la sangre.

En una dieta alimenticia sana deben prevalecer alimentos como las frutas, las carnes magras, los frutos secos, los huevos, los cereales integrales, los lácteos, las legumbres y las verduras.

Precisamente, sobre estas últimas, las verduras, se hará hincapié. “Las verduras son hortalizas, predominantemente de color verde, sin embargo las encontramos en toda cantidad de colores; su significado se extiende a otras partes comestibles de las plantas. Existen diferentes tipos de verduras, las cuales se dividen en: hojas, raíces, flores y tallos. Gracias a la diversidad de nutrimentos que aportan las verduras, se recomienda consumir al menos una porción de verdura en todas las comidas, lo ideal es consumir un total de 5 frutas y verduras diarias”, dice el sitio web Quaker.

Verduras. | Foto: Getty Images

“La variedad de nutrimentos que aportan las verduras dependerá del tipo y color que elijamos para consumir, sin embargo estas se destacan por aportar vitaminas, minerales, fibra, agua y componentes bioactivos. Asimismo, no suelen aportar cantidades significativas de grasa”, agrega el portal.

Algunas verduras se pueden comer en su propio estado, es decir, en crudo. En cambio, otras, para consumirse, deben ser cocidas. Es muy importante acompañarlas con otros alimentos con características saludables.

El consumo regular de verduras es tan relevante para el cuerpo humano, por ejemplo, que hay dos en especial que tienen la capacidad de regular la función de una glándula como la tiroides. De acuerdo con el portal especializado Mejor con Salud, se trata de la acelga y del brócoli.

Por un lado, la acelga es muy rica en yodo. “Una deficiencia de yodo puede conducir a problemas tiroideos difíciles de controlar. De hecho, este estudio publicado por The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism avala el uso del yodo radiactivo para los problemas de tiroides. Consumir más alimentos con esta sustancia es una gran ayuda para mantener su función estable, ya que esta estimula la producción de tiroxina”, afirma la página.

Acelga. | Foto: Getty Images

Por otro lado, el brócoli acumula una gran cantidad de fibra. “La fibra es esencial para regular la función metabólica y evitar el aumento de peso por hipotiroidismo. Gracias a sus propiedades contribuye a mejorar la digestión y dar una mayor sensación de saciedad”, incluye.

Tanto la acelga y el brócoli se deben consumir de una forma regular, pero moderada, sin llegar a un exceso, esto para evitar reacciones o efectos adversos. Es importante que un especialista en el tema supervise su ingesta si se padecen patologías de base.

Brócoli.

Tiroides

“La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa ubicada al frente del cuello. Produce hormonas que controlan la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Estas hormonas afectan a casi todos los órganos del cuerpo y controlan muchas de sus funciones más importantes. Por ejemplo, afectan la respiración, el ritmo cardíaco, el peso, la digestión y el estado de ánimo”, precisa Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

Algunas de la enfermedades en la misma son el hipotiroidismo, el bocio, el hipertiroidismo, los nódulos, el cáncer de tiroides y la tiroiditis.