Perder a un ser querido produce en las personas una serie de reacciones y afecciones físicas que son difíciles de controlar, una de las más comunes es el trastorno del sueño. Dicha dificultad se traduce en problemas para dormir, despertares constantes en medio de la noche y la sensación de desaliento a lo largo del día.
En este sentido, la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC) subrayó que un factor determinante en la elaboración del duelo es el autocuidado por parte del doliente. “A menudo el dolor lleva a que la persona deje de cuidarse, al sentir que todo carece de importancia, pero el sueño y el descanso son fundamentales para la salud física y mental. Aunque durante un periodo de tiempo será normal no poder dormir con la misma calidad, el doliente debe procurarse descanso. El duelo es un proceso que requiere mucha energía interna y, cuanto más descansado esté el doliente, más capacidad de afrontamiento sentirá”.
Por medio de un sueño de calidad, el doliente satisface en alguna medida la necesidad de volver a sentir viva a la persona que perdió. Mientras se duerme, el cuerpo trabaja para alinear el funcionamiento correcto del cerebro, lo que a su vez equilibra la salud física y emocional. Durante un periodo de sueño el cerebro elabora complejas actividades de recopilación, memorización y aprendizaje de información que optimizan la resiliencia.
La falta de sueño está vinculada a conductas de riesgo como la depresión o el suicidio. Además, cuando estos problemas se vuelven crónicos se incrementan los riesgos de padecer problemas de salud como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, enfermedades renales, diabetes y derrame cerebral, agregó la página Manejo del duelo.
¿Cómo recuperar el sueño tras una pérdida?
Las condiciones dañinas para el sueño se pueden cambiar con el fin de recobrar energía para afrontar un proceso de pérdida.
Lo primero es llevar una rutina. El doliente debe levantarse y acostarse a la misma hora cada día para que su cuerpo se regule y adapte a ciclos estables. A su vez, los fines de semana no se recomienda tomar largas jornadas de sueño en horarios diurnos.
“En caso de que te despiertes en medio de la noche, levántate de la cama y realiza una actividad que te genere placer y te relaje. Por ejemplo, lee un libro, escribe un diario, toma una taza de leche tibia”, añadió el portal Manejo del duelo.
Otro paso para no sufrir de insomnio mientras se está en una etapa de duelo es irse a la cama en estado de relajación. Antes de dormir es recomendable escuchar música instrumental o sonidos de la naturaleza.
El sedentarismo es otro enemigo del buen dormir. Así las cosas, los expertos sugieren que un ser humano que pasa por un duelo tiene que vincular al ejercicio como parte de su vida. Caminar algunos minutos, montar en bicicleta o ir al gimnasio son excelentes métodos que abren las puertas a un sueño conciliador. Si bien hacer actividades físicas es bueno, no se debe llevar a cabo después de las siete de la noche.
Muchos temas relativos a la pérdida son abordados desde el inconsciente y producen imágenes que se manifiestan en los sueños. Cabe destacar que soñar con los difuntos es un recurso que, a su vez, permite trabajar en los asuntos inacabados relativos a la muerte. Esto, sin duda, ayuda a elaborar los aspectos emocionales del duelo.