Un nuevo estudio dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts y de la Universidad de Boston (Estados Unidos) ha presentado nuevos conocimientos sobre cómo afectan los distintos tipos de actividad física la aptitud cardiorrespiratoria.

La investigación, publicada en la revista científica European Heart Journal, analizó la aptitud cardiorrespiratoria, es decir, la capacidad del corazón y los pulmones para suministrarles oxígeno a los músculos del cuerpo durante la actividad física, en 2.070 participantes del Framingham Heart Study, un estudio multigeneracional de larga duración diseñado para identificar los factores que contribuyen a las enfermedades cardiovasculares.

El hallazgo más sorprendente del estudio fue que las personas con pasos diarios superiores a la media o con actividad física de moderada a vigorosa tenían niveles de aptitud física superiores a la media, independientemente del tiempo de sedentarismo.

“Esto indicaría que gran parte del efecto negativo que el sedentarismo tiene sobre la forma física puede compensarse con niveles más altos de actividad y ejercicio”, afirma el primer autor del estudio, el doctor Matthew Nayor.

En el trabajo, los participantes se sometieron a pruebas de parámetros fisiológicos durante el ejercicio y usaron rastreadores de actividad física durante una semana en un momento dado, y de nuevo casi ocho años después.

En este análisis, los investigadores descubrieron que las personas que aumentaron el número de pasos al día, y participaron en una mayor cantidad de actividad física de moderada a vigorosa o redujeron su tiempo de sedentarismo entre los dos exámenes, mostraron mejoras en distintos aspectos de la aptitud cardiorrespiratoria a lo largo de las sesiones de ejercicio, desde el calentamiento hasta el ejercicio máximo y la recuperación. Estos resultados fueron, en gran medida, consistentes independientemente del nivel de actividad inicial de los participantes, la edad, el sexo, el peso y el riesgo de enfermedad cardíaca.

Por cada minuto de aumento de la actividad física media de moderada a intensa, se necesitarán más de tres minutos de caminata de cadencia intermedia o 14,6 minutos menos de tiempo sedentario para lograr cambios equivalentes en la aptitud física.

Además, aumentar la actividad física de moderada a vigorosa en 17 minutos al día, dar 4.312 pasos adicionales al día (aproximadamente 54 minutos a 80 pasos por minuto) o reducir 249 minutos de tiempo sedentario al día entre los dos exámenes correspondió a un cinco por ciento más de VO2 máximo, o consumo máximo de oxígeno.

Las personas con un número de pasos superior a la media o con una cantidad de actividad física de moderada a vigorosa superior a la media entre los participantes en el estudio también tenían valores de VO2 máximo superiores a la media, independientemente del tiempo de sedentarismo que tuvieran durante el día.

“Llevamos a cabo este análisis para comprender los efectos relativos del cambio de la actividad sedentaria, de la actividad física de bajo nivel y de la actividad moderada a vigorosa en múltiples dominios de la capacidad de ejercicio medidos objetivamente por la prueba de ejercicio cardiopulmonar. Los resultados les ofrecen a los adultos la equivalencia de cuánta reducción del tiempo de sedentarismo, de la caminata o del ejercicio moderado a vigoroso se traducirá en cambios en la capacidad de ejercicio, que a su vez se sabe predicen fuertemente el estado de salud a largo plazo”, explica el autor principal del trabajo, Gregory D. Lewis.

* Con información de Europa Press