Pocos aspectos son de tanta importancia en la salud física como el mantener una buena alimentación. Y es que más allá de las buenas rutinas de ejercicio, las correctas prácticas en la higiene personal, los hábitos saludables relacionados con el sueño o el uso medido de la tecnología, es la comida la principal fuente de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales que el cuerpo necesita.
Es por esto que a pesar de los constantes avances de la ciencia o la tecnología, los cuales impactan de gran manera en la industria farmacéutica, los profesionales expertos siguen preocupándose con volcar la mirada de sus pacientes hacia lo natural, debido a que aquello que no cuenta con influencia de lo químico será de mayor provecho para el organismo y reducirá muchos riesgos de efectos secundarios.
Tanta es la relevancia que tiene la buena alimentación que la Organización Mundial de la Salud se ha referido a ello cada vez que le ha sido posible, exponiendo la realidad actual del consumo y aquellos puntos que deben cambiar con urgencia.
“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, indica la entidad.
En ese sentido, uno de los males que más se busca erradicar a partir de lo que se come o se deja de comer es el estreñimiento, pues este tiene que ver directamente con la digestión.
El estreñimiento se ha convertido en una afección muy frecuente. Está relacionada con hábitos poco saludables en materia de alimentación, además de estrés y poca actividad física, entre otros factores.
Se presenta cuando quien la padece realiza menos de tres evacuaciones a la semana; las heces son duras, secas o grumosas, y la evacuación se torna difícil, precisa el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unidos (Niddk, por sus siglas en inglés).
Según los expertos, no se trata de una enfermedad como tal, sino de una condición de salud que puede prevenirse haciendo cambios en la dieta, practicando más actividad física o tomando algunos medicamentos de venta libre. Cuando estas técnicas no funcionan, es posible que se requiera de un tratamiento médico para mejorar la situación.
Los expertos aseguran que cuando una persona está estreñida debe consumir suficiente fibra y tomar mucho líquido para ayudar a que este nutriente funcione mejor. Por ello, es clave ingerir de manera regular frutas y verduras, además de cereales integrales.
De la misma manera, otros alimentos pueden servir como gran fuente de beneficios para el tráfico gastrointestinal. Ese es el caso de aquellos productos que son ricos en probióticos, que a su vez son bacterias buenas encargadas de suprimir los efectos de las malas y así limpiar los intestinos, mejorar la manera en que se producen las heces y se expulsan.
En ese sentido, el yogur es seguramente la fuente de probióticos más conocida del mercado alimenticio común.
De acuerdo a un estudio realizado en 2014, científicos determinaron el buen uso que tiene el yogur sin sabor para tratar la constipación gracias a su contenido de polidextrosa, Lactobacillus Acidophilus y Bifidobacterium Lactis, que son de gran impacto en la flora.
En el mismo análisis, las pruebas mostraron que 180 mililitros de yogur cada mañana durante dos semanas ayudaron a que se redujera el tiempo que tardaban los desechos en salir de los organismos de las personas con constipación crónica que participaron de la prueba en cuestión.