El colesterol es una sustancia cerosa, similar a la grasa, que el cuerpo requiere para su normal funcionamiento, pero en las cantidades adecuadas. Los niveles poco saludables del mismo pueden ocasionar graves complicaciones de salud.
El colesterol en la sangre se transporta en sustancias llamadas lipoproteínas. Existen unas de baja densidad (LDL) y comúnmente se les conoce como colesterol “malo” y otras de alta densidad (HDL), a las que se les llama colesterol “bueno”, asegura el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos.
Los niveles elevados de colesterol LDL o “malo” hacen que se acumulen depósitos de grasa (placas) en los vasos sanguíneos, lo que puede derivar en un ataque al corazón, un derrame cerebral u otros problemas de salud.
De manera contraria, el colesterol “bueno” en niveles indicados trabaja para reducir el riesgo de sufrir enfermedades, especialmente las cardiovasculares. Este tipo de lipoproteína transporta el colesterol y la placa acumulada en las arterias hasta el hígado, para que pueda ser eliminado del organismo.
Normalmente, los niveles elevados de colesterol suelen ser causados por los hábitos de vida inapropiados, como los patrones de alimentación poco saludables y el sedentarismo en combinación con los genes que se heredan de los padres, asegura la mencionada fuente.
Por esta razón, los alimentos que se ingieran, así como la práctica de ejercicio, son determinantes para mantener esta sustancia en la sangre bajo control. En el marco de una dieta equilibrada y variada se pueden incluir frutas como los arándanos rojos, los cuales tienen una serie de propiedades beneficiosas para el organismo.
Por ejemplo, son buena fuente de vitamina C, fibra y manganeso; a la vez, contienen antioxidantes como antocianinas y otros flavonoides, según información del portal Cocina Vital, de México.
De acuerdo con un artículo publicado en el portal Tua Saúde, al ser estas bayas ricas en antocianinas ayudarían a disminuir el colesterol LDL y aumentar el colesterol HDL o “bueno”. Además, el arándano rojo ayuda a disminuir el estrés oxidativo y su efecto antiinflamatorio, gracias a su contenido de antioxidantes, lo que disminuye el riesgo de sufrir de aterosclerosis y la enfermedad cardiovascular, precisa la citada fuente.
Otra de las bondades en beneficio de la salud del corazón es que su consumo regular, en el marco de una dieta saludable, aportaría en la disminución de la presión arterial, debido a que reduce la enzima convertidora de la hormona angiotensina, la cual incrementa la vasoconstricción en los vasos sanguíneos.
Al respecto, una publicación del portal Cuerpo Mente, indica que precisamente una de las principales virtudes de los arándanos es la de mejorar la circulación y proteger la pared de los vasos sanguíneos. “Sus antocianinas ayudan a preservar una buena microirrigación cerebral al reducir la permeabilidad capilar, detener la filtración de sustancias nocivas a través de las paredes de los vasos sanguíneos y mejorar la redistribución del flujo microvascular”, precisa.
Fruta aliada de los ojos
Adicionalmente, su gran potencial en antioxidantes le permite contribuir con el cuidado de la visión gracias a que mejora la microcirculación ocular y los niveles de oxígeno y energía en los tejidos del ojo. “Con el arándano rojo se retrasa o evita la degeneración macular, las cataratas y las retinopatías diabéticas”, asegura Cuerpo Mente.
Las múltiples propiedades de este fruto también hacen que su ingesta sea recomendada para prevenir el envejecimiento precoz y proteger el organismo frente al desarrollo de enfermedades crónicas. Esto se debe a que evita el daño que causan los radicales libres a las células.
Los arándanos se pueden consumir frescos o en jugos y también se dice que sirven para bajar de peso, debido a que contienen gran cantidad de fibra y son bajos en calorías. La fibra ayuda al buen funcionamiento intestinal, a la vez que hace que la persona se sienta saciada y sin deseos de estar picando entre comidas.