Dicen que una alimentación balanceada es la base de la buena salud. Sin embargo, esta no es solo una creencia popular, sino la recomendación certificada de millares de profesionales, quienes cada vez dan más importancia a la dieta, a fin de frenar el consumo de químicos, los cuales pueden acabar siendo contraproducentes para el organismo.

“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, dice la Organización Mundial de la Salud sobre el panorama actual.

Una alimentación saludable es clave para prevenir problemas de salud graves, de acuerdo a la OMS. | Foto: Getty Images

Y es que hay alimentos que son esenciales para el organismo, pues son fuentes ricas de nutrientes como las vitaminas, los minerales, los carbohidratos, las grasas, el agua y la proteína.

Sobre este último, de hecho, hay un caso específico. Es el de un producto de origen animal que, además de aportar un gran nivel de proteínas al cuerpo, también tiene otras funciones especiales, tales como aportar en la ralentización del envejecimiento, el cuidado de la piel y la fuerza del cabello, labores de las cuales se hablará más adelante.

Se trata del huevo. Empleado ampliamente en desayunos o como base para cientos de recetas, es un foco de vitaminas A, E, B2, hierro, niacina, zinc y selenio. También es rico en vitamina B12, ácido pantoténico, biotina, colina y fósforo.

Tal es la funcionalidad del huevo que, aunque existen polémicas alrededor, los médicos no desaconsejan su consumo diario. No en tanto, se hace la advertencia de evitar el exceso para pacientes de hipertensión o colesterol alto.

El huevo es una fuente rica en proteínas. | Foto: Andrew Unangst | Getty Images

Y ya en cuanto a sus bondades específicas, destaca el hecho de utilizar al huevo en la búsqueda por retardar el envejecimiento. Por ser una concentración de antioxidantes, como la vitamina E, el selenio o los carotenoides, ayuda a proteger las células del cuerpo contra el daño oxidativo causado por los radicales libres, los cuales son moléculas inestables asociadas con el envejecimiento y las enfermedades crónicas.

Además, por su contenido proteínico colabora en la reparación y regeneración de los tejidos, que dan un aspecto renovado.

Por otra parte, el huevo también ayuda a eliminar las manchas en la piel. Es precisamente porque cuenta con la presencia de nutrientes como las vitaminas B2, B5, B12 y el zinc, que desempeñan un papel crucial en la salud de la piel y en la producción de colágeno, una proteína importante para mantener la elasticidad y firmeza de la piel, reduciendo así manchas y arrugas.

Finalmente, aunque la caída del cabello puede estar influenciada por diversos factores, como el envejecimiento, la genética, los desequilibrios hormonales, la mala alimentación o ciertas afecciones médicas, hay algunos alimentos que pueden ayudarla a prevenir o tratar.

Tanto la clara, como la yema del huevo, tienen propiedades beneficiosas para el organismo.

En ese sentido, la yema del huevo es rica en Omega-3, grasa fundamental para proporcionar firmeza y elasticidad al cabello, pues es efectiva en nutrir los folículos y el resto del cuero cabelludo. Tanto es su beneficio, que hay quienes optan por untarse huevo como mascarilla, mientras que otros sí mantienen la alternativa de encontrar sus riquezas nutricionales a través de su consumo.

Teniendo lo anterior en cuenta, es clave destacar que la ingesta recomendada es de 3 a 5 huevos a la semana. No obstante, si se tienen niveles altos de colesterol en la sangre, lo adecuado sería reducir la cantidad a 2 o 3 huevos completos (clara + yema). Inclusive, existe opción de consumirlos de la siguiente forma: de 2 a 3 yemas y de 4 a 5 claras a semanales.