A todas las personas les atemoriza envejecer, sobre todo ante la posibilidad de perder la memoria y la agudeza mental en la tercera edad, de volverse olvidadizos o tener poca capacidad de concentración. Sin embargo, algunos adultos mayores logran mantenerse lúcidos y tienen la misma claridad de un joven de 25 años. A ellos se les conoce como superagers o superancianos, término acuñado por Marsel Mesulam, director del Centro de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Northwestern, Estados Unidos, quien describió por primera vez este fenómeno. Ahora, un estudio reciente hecho por expertos del Hospital General de Massachusetts analizó sus causas.El equipo de investigadores, liderado por la psicóloga Lisa Feldman Barrett, autora del libro De qué están hechas las emociones: la vida secreta del cerebro, reclutó a 17 superancianos con otros de la misma edad pero sin esta característica. A todos les tomaron resonancias magnéticas y los autores encontraron diferencias en varias regiones cerebrales entre los dos grupos. Quienes envejecieron normalmente tenían estas zonas más delgadas que los superancianos, que las mantuvieron como las de un veinteañero. Como afirma la neurocientífica Emily Rogalski, “una corteza adelgazada sugiere pérdida de neuronas o materia gris”. Por eso quienes con la edad pierden grosor en esta capa externa del cerebro sufren un declive en sus funciones cognitivas. Lo más curioso del hallazgo, publicado en la revista The Journal of Neuroscience, es que las regiones a las que se refieren los autores no pertenecen al área cognitiva del cerebro. El trabajo reveló que “la acción se lleva a cabo en la corteza intermedia y la ínsula anterior, relacionadas con el sistema límbico que cumple un rol fundamental en las emociones y sentimientos del ser humano”, señaló Feldman. El sistema límbico es muy importante, pues controla, además de las emociones, otras funciones como el lenguaje, la comunicación, el estrés, los órganos internos e incluso coordina los cinco sentidos. “Mientras más gruesas sean, mejor será el rendimiento en tests de memoria y atención como por ejemplo leer una lista de sustantivos y recordarla 20 minutos después”, dice Feldman. La pregunta más importante por resolver es cómo logran esos ancianos mantener intactas esas zonas a lo largo de los años. La respuesta es simple: trabajar duro en algo. Según Feldman, en varios laboratorios se ha podido observar que dichas áreas trabajan más cuando la gente realiza tareas difíciles que requieren gran esfuerzo físico o mental, como por ejemplo una rutina de ejercicio vigorosa o un problema de matemáticas. Lo importante es no darse por vencido y evitar la flojera, pues “el trabajo duro hace sentir mal a las personas en el momento de realizarlo, pero tiene una gran recompensa”, señala la autora. Los expertos aseguran que para mantener el cerebro joven no basta con hacer sudokus o crucigramas. Como dirían los expertos en fitness, “no hay ganancia sin dolor” y lo ideal es que las personas ejerciten siempre el cerebro para que no envejezca. “Todo el tejido cerebral se adelgaza por la falta de uso. Si no lo utilizas, lo pierdes”, asegura Feldman. Así que el secreto para llegar a ser superancianos está en mantenerse activos desde jóvenes y conservar ese hábito. “Eso es lo bueno de estudiar cerebros ancianos excepcionalmente sanos: que tendremos más pistas para evitar los problemas de pérdida de la memoria propios de la vejez y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer”, concluye Rogalski.