Lo que pocos sabían (incluida la BBC, que entonces lo reportó como un fenómeno viral) es que se trata también de uno de los casos de ciberacoso escolar más notorios del mundo. El protagonista del video, Ghyslain Raza, abandonó poco después el colegio y tuvo que someterse a tratamiento psiquiátrico. Pero se han dado casos muchísimo más graves. Suicidio A principios de este año, la prensa estadounidense dio a conocer la muerte de Amanda Cummings, una adolescente de 15 años de Nueva York, a quien testigos vieron saltar frente a un autobús. Según su familia, Amanda llevaba años sufriendo acoso escolar, incluidos mensajes ofensivos en su perfil de Facebook, que continuaron apareciendo incluso cuando luchaba por su vida en el hospital. Y quienes creen que América Latina se libra de este fenómeno se equivocan. En el 2010 a una niña argentina de 10 años se le ocurrió abrir un grupo de Facebook llamado "3 razones para odiar a Romina Perrone". La página, que llegó a tener 5.000 seguidores, estaba colmada de insultos y fotografías de Romina, su compañera de estudios en un colegio de Buenos Aires. Un problema global Recientemente, la firma de sondeos Ipsos dio a conocer el que afirma es el primer reporte global sobre ciberacoso escolar. Los datos revelaron que el 12% de los padres confirmó que sus hijos fueron víctimas de este tipo de maltrato y el 24% aseguró conocer a un niño sufriendo dicho problema. El 60% de los padres afectados dijo que sus hijos sufrieron ciberacoso a través de redes sociales como Facebook. Por países, se constató que los países con mayor índice de padres admitiendo que sus hijos fueron víctimas de este fenómeno fueron en primer lugar India (32%), seguida de Brasil (19%), Arabia Saudita (19%), Canadá (18%) y Estados Unidos (15%). De hecho, se cree que la incidencia es mucho mayor debido a que usualmente los niños sufren el maltrato en silencio, principalmente entre niños mayores de 10 años, edad en la que generalmente empiezan a tener acceso a la tecnología. El peleón interactivoA diferencia de aquellos tiempos en que el peleón de la escuela se limitaba a someter a sus víctimas en el recinto escolar, el ciberacoso implica que los niños son agredidos en su casa, en casa de sus abuelos o en cualquier lugar donde haya conexión a internet. Y un problema mayor es la repercusión de la violencia ejercida a través de las redes sociales. "La repercusión de un insulto es mayor, puede llegar a un mayor número de gente", explicó a BBC Mundo Alicia García, psicóloga de la ONG Protégeles, organización española que tiene como fin asesorar a familias sufriendo situaciones de acoso escolar. García destacó que este tipo de maltratos suele generar en el niño problemas de autoestima, depresión, ansiedad y bajo rendimiento en sus estudios. El perfil falso Una de las prácticas más comunes en el ciberacoso es la creación de perfiles falsos de la víctima para humillarla públicamente, ya sea con insultos, fotografías trucadas o videos. En estas páginas, "la víctima supuestamente confiesa asuntos íntimos, declarándose homosexual o prostituta". Así es como lo detallaba en el 2010 un informe bajo el título "Intimidación en colegios estatales de secundaria el Perú" publicado en noviembre del 2010, en el que se reveló que el 18% de la violencia escolar en ese país se comete a través de internet. Y uno de los factores que incitan a los agresores a llevar a cabo este tipo de acoso, señalaba el estudio, es el anonimato que les proporciona la red. ¿Cómo detectarlo? Según la ONG Protégeles, la mayoría de los niños víctimas de acoso escolar sufre la situación en silencio hasta que ya no pueden más y se lo cuentan a los padres. Pero una forma de detectarlo de forma temprana es observar un cambio de actitud del niño frente a la tecnología, en el caso de que este siempre haya sido un entusiasta en el uso de Facebook o los juegos por internet. Una vez detectado, se recomienda a los padres "tranquilizar a su hijo", explica García, haciendo entender al niño que "no es sólo responsabilidad de él, que la situación es injusta y que tiene que intervenir un adulto". A continuación, dicen, hay que contactar al centro escolar. Otro procedimiento habitual es proceder a la eliminación de los perfiles maliciosos e informar el incidente a los administradores de las redes sociales. Algunos, como la española Tuenti, incluso guardan los datos de la página en caso de que los padres quieran interponer una demanda. Una atención distintaInformes como el de Ipsos destacan que los padres (77%) son cada vez más conscientes de este fenómeno y reclaman una atención distinta al acoso escolar convencional. Y es que las legislaciones tienden a emplear el mismo marco regulatorio para ambos casos. En Estados Unidos, por ejemplo, unos 42 estados tienen alguna medida contra el acoso escolar, pero sólo 23 disponen de legislaciones específicas para el ciberacoso. En el 2011 Unicef publicó un informe sobre seguridad de los niños en internet destacando la importancia de tratar este tipo de agresiones, advirtiendo que a medida que se extienden la banda ancha y la telefonía móvil de última generación, el ciberacoso escolar se extenderá también en los países en desarrollo. "A menos que se pongan en marcha medidas para la prevención".