Durante el siglo XX, el consumo de tabaco mató a 100 millones de personas, es decir, más de las víctimas que dejaron las dos guerras mundiales. La mayoría de estos fumadores no tenían idea de las consecuencias del consumo de tabaco, pues sus efectos dañinos fueron expuestos hace solo 50 años. Y, aunque hoy día la información sobre la letalidad del tabaco es amplia, todavía uno de cada cinco adultos en el planeta sigue fumando.

La cifra aún parece alta. Pero no es menos cierto que cada vez más el mundo le estrecha el cerco a la industria tabacalera.

En los últimos siete años, Philip Morris disminuyó 27 por ciento su producción y distribución de cigarrillos. Y su meta, explica la compañía, es dejar de venderlos en muchos países en un periodo de 10 a 15 años.

En Japón, por ejemplo, fumar está penalizado. Nueva Zelanda prohibió la comercialización de cigarrillos. En países como Irlanda, Grecia, Bulgaria, Malta, España y Hungría existen estrictas disposiciones antitabaco, que incluyen la prohibición total de fumar en los lugares públicos cerrados, el transporte masivo y los espacios de trabajo.

El miércoles de esta semana, en Colombia, donde la Ley 1335 de 2019 obliga a especificar el contenido y los efectos del cigarrillo, un discreto gesto artístico parecía también demostrar que se inició la cuenta regresiva para su desaparición: en uno de los pasillos del Museo Nacional, fue exhibida una cajetilla de cigarrillos, como si se tratara de una pieza obsoleta, del pasado.

Las cifras dejan ver que esta industria está en un punto de no retorno. En los últimos siete años, Philip Morris disminuyó 27 por ciento su producción y distribución de cigarrillos. Y su meta, explica la compañía, es dejar de venderlos en muchos países en un periodo de 10 a 15 años.

No se trata de una decisión altruista. La idea es que “los adultos fumadores dejen el cigarrillo y se cambien a una mejor alternativa”, informa Coltabaco. Y esa mejor alternativa son los cigarrillos electrónicos o vapeadores, que los mismos expertos en salud han demostrado que resultan igual de peligrosos que el cigarrillo convencional.

Uno de los mayores riesgos de fumar es el cáncer de pulmón. | Foto: peter dazeley/Getty Images

La industria tabacalera, cada vez más sola

El pasado jueves, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó su preocupación por los “continuos intentos” de dicha industria para tener injerencia en asuntos como la investigación científica, la percepción de la opinión pública, el diseño de políticas y la agenda de los medios de comunicación. Se trata de una de las críticas más fuertes del ente multilateral contra ese sector en los tiempos recientes.

Según la OMS, dichos intentos han estado encaminados a promover la proliferación y la venta de productos que incluyen nicotina y tabaco.

“La industria tabacalera continúa amplificando información errónea en los medios, incluidos recientes y atroces ataques contra las organizaciones de control del tabaco”, detalló la OMS.

Y agregó que esta industria tiene un “conflicto de interés fundamental e irreconciliable” sobre las políticas de salud pública. “La comunidad internacional no debe olvidar que esta industria no actuó a sabiendas de que sus productos estaban relacionados con el cáncer y afirmó falsamente que el humo de segunda mano no causaba daño”, señaló con vehemencia la OMS.

Germán Díaz, coordinador contra el tabaquismo, Sean y medioambiente de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía del Tórax, está de acuerdo con lo expresado por la OMS y califica de “infame” la postura de las grandes tabacaleras de invitar a dejar el cigarrillo a cambio del uso de otros dispositivos.

En 1993, el 23 por ciento de los colombianos fumaban. En 2018, la cifra se redujo en 9,8 por ciento. “Y los médicos sentíamos que las campañas de prevención habían funcionado en estos años. Ahora, con el consumo masivo de los vapeadores, todo ese esfuerzo se está perdiendo y es como volver a empezar de cero”, lamenta el neumólogo Germán Díaz. | Foto: 2022 Stefano Guidi

“Se debe hacer lo mismo que con el cigarrillo, al que la humanidad le tomó décadas entender sus efectos nocivos”, sostiene el especialista. “Ante las restricciones que los cigarrillos tienen hoy, la industria tabacalera ideó la forma de seguirlos vendiendo, aunque presentados de otra forma casi inofensiva: vapeadores con olores y sabores, cuando lo cierto es que estamos ante los mismos peligros para la salud que teníamos con el cigarrillo”.

Para Díaz, se trata de un verdadero retroceso: en 1993, el 23 por ciento de los colombianos fumaban. En 2018, la cifra se redujo en 9,8 por ciento. “Y los médicos sentíamos que las campañas de prevención habían funcionado en estos años. Ahora, con el consumo masivo de los vapeadores, todo ese esfuerzo se está perdiendo y es como volver a empezar de cero”, se lamenta.

Lo ve también así el neumólogo pediatra Carlos Andrés Bonna, quien explica que los vapeadores “poseen 20 veces más nicotina que la que puede tener un cigarrillo convencional”. Porque no es cierto, dice, “que estén libres de esta sustancia como los venden en ciertos lugares. Es un total engaño frente a un producto del que existen más de 700 sabores y 500 tipos de presentaciones, que hacen que su comercialización esté desbordada en todo el mundo”.

De ahí que sus efectos lleguen a ser tan graves: “En estudios hechos en Estados Unidos, se ha evidenciado que los jóvenes, cuyo cerebro se desarrolla hasta los 25 años, presentan varios síntomas producto de la dependencia, como dejar de comer, dejar de hacer actividad física y tener dificultades de concentración, sin contar con los graves daños a nivel pulmonar, cardiovascular, estomacal y hasta bucal”.

Dejar el cigarrillo

César Escola dejó el cigarrillo tras la llegada de su hijo, Martín. Había fumado desde los 13 años.

Para los especialistas, la mejor opción, entonces, es dejar el cigarrillo por completo. No buscar sustitutos.

Así lo entendieron varios famosos, que confiesan que, a pesar de lo difícil, sí es posible abandonar este hábito.

Uno de ellos es César Escola. Presentador y músico, este argentino cuenta que comenzó con este vicio a los 13 años debido a la presión social. Y lo siguió haciendo durante las siguientes tres décadas. Su motivación para abandonarlo fue la llegada de su hijo, Martín. “No es lo mismo cuando tienes un bebé en la casa. Además, por esos días me dio una gripa horrible. Y, cuando se me quitó, sentí que ya no podía soportar el olor y el sabor del cigarrillo. Y yo era una persona que se fumaba hasta dos paquetes diarios. Pero con fuerza de voluntad lo logré”, relata.

Miguel Varoni asegura que solo se necesita fuerza de voluntad y amor propio para dejar el cigarrillo. | Foto: .

Una situación similar vivió el actor Miguel Varoni. Luego de 34 años como fumador habitual, el artista consiguió desterrar el cigarrillo en 2011 gracias a una férrea fuerza de voluntad. Tenía 47 años cuando tomó la decisión. “No me estaba sintiendo bien luego de finalizar la rutina de ejercicios y tomé la decisión de dejarlo de un día para otro. Sin tratamientos ni pastillas. Se puede si de verdad tienes el compromiso con tu cuerpo y tu salud”, dice.

En el caso de la actriz Judy Henríquez, hoy popular por su papel de Dolores en Ana de Nadie, lo que la impulsó a dejar de fumar, después de cuatro décadas, fueron sus nietas, Guadalupe y Martina. “Un día una de mis hijas me dijo que mis nietas se quejaban de que mi carro y yo olíamos a cigarrillo. Y enseguida apagué el cigarrillo que me estaba fumando y nunca más encendí otro. Con eso fue suficiente. Y eso fue ya hace 16 años”, relata con orgullo la artista.