El estado actual del clima es uno de contrastes. Mientras en algunas partes del mundo el fenómeno de La Niña ha traído fuertes lluvias e inundaciones, otras partes del globo se preparan para intensas olas de calor y algunas ya sufren de graves sequías. ¿Quién es el culpable de que el clima esté loco? Este es el panorama mundial del clima.
América Latina
El panorama en América Latina se ha caracterizado por la presencia del fenómeno de La Niña, que ha traído consigo una buena cantidad de lluvias en Colombia y Brasil, por ejemplo, pero también bajas temperaturas.
En el caso colombiano, según informa el IDEAM, este fenómeno podría mantenerse durante todo junio y julio de este año, lo que aumenta las alarmas por inundaciones en algunos municipios del país. Así mismo, las bajas temperaturas en Bogotá, que en la madrugada pueden alcanzar los 10 grados centígrados, podrían mantenerse también durante este tiempo.
El caso de Lima, capital del Perú, es similar. El fenómeno de La Niña traerá vientos fríos desde las costas del país, lo que podría generar una sensación térmica menor a 10 grados centígrados durante esta temporada, una cifra poco usual para una capital costera.
Mientras que en Brasil, sus intensas lluvias ya han pasado factura. Grandes deslizamientos de tierra ocasionados por las precipitaciones destruyeron, por ejemplo, varios barrios de la ciudad colonial de Petrópolis y cobraron la vida de por lo menos 200 personas.
Asia y África
Si en América Latina la preocupación son las intensas lluvias, en esta región del globo el caso es contrario. Las constantes y fuertes olas de calor experimentadas en partes del continente asiático y en el Cuerno de África, específicamente, han generado una grave crisis humanitaria.
Y esta situación parece estar lejos de detenerse. El Centro de Estudios Estratégicos de África, informa la National Geographic, estima que a partir de ahora es posible que ocurran de 8 a 10 olas de calor a lo largo de un año, vaticinando que estas aumentarán alrededor de un 150 por ciento.
Algunos países africanos atraviesan una grave crisis humanitaria por esta situación. Las sequías han dejado sin alimentos a casi 15 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenya.
En la India, específicamente en la ciudad de Nueva Delhi, al menos 36 personas han muerto en situaciones ocasionadas por el intenso calor y las temperaturas han alcanzado más de 40 grados centígrados durante varios días. Por si fuera poco, la ciudad de Phalodi, en la región noroccidental del gigante país, registró, según cifras oficiales, una temperatura de más de 51 grados centígrados, un récord climático a todas luces.
Estados Unidos y Europa
En Estados Unidos las advertencias por el llamado Domo de Calor han sonado de manera especial en las últimas semanas. Los estadounidenses se preparan para uno de los veranos más fuertes de su historia reciente.
Los pronósticos afirman que la costa este (Nueva York y alrededores) podría enfrentar temperaturas de más de 39 grados centígrados durante la temporada de verano.
En Europa las temperaturas son similares y preocupan por su intensidad. Desde el jueves, de manera temprana, regiones de España y Francia han experimentado temperaturas de más de 40 grados centígrados.
Este fenómeno se ha constituido como unas de las olas de calor más fuertes y tempranas registradas en Francia desde 1947.
En España, por su parte, el calor ha generado una crisis ambiental. Incendios forestales consumieron varios bosques en la región de Cataluña y el gobierno español tuvo que declarar una emergencia.
Mientras tanto, en Alemania, varios lagos se han secado completamente, y en Holanda, cientos de cabezas de ganado porcino han muerto debido al intenso calor y la constante sequía.
¿Qué hacer?
Según informa la BBC, las personas mayores y los niños son los más expuestos a sufrir golpes de calor por las altas temperaturas. Las recomendaciones de las entidades de salud son variadas.
Uno de los puntos más importantes para combatir la posibilidad de un golpe de calor es mantener el cuerpo hidratado. La pérdida de fluidos por el intenso calor podría causar graves deshidrataciones y problemas de salud.
Igualmente, las autoridades en Europa recomiendan a los ciudadanos y turistas no realizar actividades que requieran mucho esfuerzo físico ni una constante exposición al sol.
Por el lado de las lluvias hay otros factores de riesgo. El polvo que levantan las pequeñas lloviznas y la humedad en algunos climas podrían ocasionar resfriados comunes y algunos cuadros respiratorios. Estar abrigados y usar tapabocas son buenas alternativas para hacer frente a esta situación.
Mientras tanto, las alarmas están prendidas en los lugares con alto riesgo de inundación y deslizamiento. Las autoridades recomiendan, en caso de lluvias torrenciales, mantenerse alejado de ríos y corrientes de agua que puedan crecer exponencialmente.
Así mismo, la Cruz Roja recomienda mantenerse bajo techo y, de ser posible, buscar lugares altos y construcciones estables mientras sucede alguna tormenta.
¿Quién es el culpable?
Si bien las condiciones climáticas varían respecto a las características geográficas, la inestabilidad e intensidad del clima actual son parte de una situación preocupante.
Para la mayoría de la comunidad científica internacional hay un solo culpable de esto: el cambio climático.
Es debido al cambio climático que las olas de calor empiezan antes –como en Europa– y son cada vez más frecuentes –como en África–. Así mismo, el cambio climático también es responsable de generar inviernos más fríos y periodos de lluvias más intensas.
Por un lado, la concentración de gases de efecto invernadero, producidos por los combustibles fósiles, atrapa el calor, aumentando la temperatura general del planeta y calentando aún más las estaciones de verano.
Por el otro, este mismo calentamiento eleva la cantidad de humedad en el aire, aumentando la intensidad y probabilidad de las precipitaciones, según informa el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Esta situación podría empeorar con el paso de los años y, en realidad, en un corto plazo. Las estimaciones del IPCC apuntan a que para el año 2030 las emisiones de carbono en todo el planeta deben reducirse a la mitad.
Si este objetivo no se logra, es posible que la tierra se caliente más allá de los 2 grados centígrados, un escenario en el que la situación ya no tendría reversa.
El aumento de la temperatura podría acelerar el derretimiento de los polos, aumentar el nivel del mar e incluso, destruir buena parte de la fauna marina.
Los cambios y lo extremo del clima son el reflejo de una preocupante situación que como humanidad nos acecha. ¿Qué pasará en los siguientes veranos?