La leche es uno de los alimentos más conocidos alrededor del mundo, que complementa comidas, añade sabor y textura a muchos platos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que es fuente de energía, grasas, proteínas, con importantes nutrientes. Entre ellos, se destacan la vitamina B12, magnesio, calcio, riboflavina y vitamina A.

Sin embargo, su alto consumo puede ser desfavorable para algunas personas, porque son intolerantes a la lactosa -no tienen una enzima llamada lactasa que descompone los lácteos-, y al consumirla les produce gases e inflamaciones estomacales, incluso se podrían encontrar en riesgo de un deterioro cognitivo, según un estudio.

Inflamación estomacal

Muchos son los trastornos digestivos que provocan la inflamación del estómago, causada también por un gran número de afecciones, como:

  • Colon irritable: de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, el síndrome del intestino irritable “afecta al intestino grueso”. Los principales síntomas que se presentan son estreñimiento y diarrea. Así mismo, la entidad señala que las mujeres son más propensas a padecerlo que los hombres.
El colon irritable se debe tratar con una dieta adecuada. | Foto: Getty
  • Gases intestinales: el centro especializado de investigaciones médicas, Clínica Mayo, explica que los gases intestinales se forman por el aire que se traga cuando se come, acumulándose en el intestino. Son liberados por el ano, ya que algunos de ellos son fermentados por bacterias y no son procesados por el intestino delgado.

La relación de la leche entera con el cerebro y el corazón

De acuerdo con el artículo “Consumo de productos lácteos y cambios en el rendimiento cognitivo: análisis de dos años de la cohorte PREDIMED-Plus”, presidido por Nancy Babio, Stephanie Nishi, entre otros autores, se concluyó que el consumo de leche entera podría aumentar el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores, incluso de enfermedades cardiovasculares, sin verse involucrados los productos bajos en grasa y lácteos fermentados.

Lo anterior se determinó con una evaluación en la dieta de 4.678 participantes entre los 55 y 75 años que con un seguimiento de dos años vieron una correlación con los anteriores productos y la función cerebral.

Foto referencia sobre kéfir. | Foto: Getty Images

Resulta que el informe manifiesta que había un soporte científico con otros archivos que señalaban que los fosfolípidos, que se encuentra en parte de la grasa de la leche, tienen una acción en la función cognitiva; lo mismo ocurre con los alimentos fermentados (kéfir y/o chucrut) pero de forma positiva como parte del bienestar de la microbiota, que a diferencia de los primeros, son más saludables.

Cabe recordar que, la microbiota intestinal es un conjunto de pequeños organismos que habitan en el tubo digestivo, que hace parte de la buena nutrición del cuerpo y de su crecimiento, explica un artículo publicado por la Revista de Gastroenterología de México, llamado ‘Microbiota Intestinal en la salud y la enfermedad’, por Icaza Chávez.

Se debe mencionar que, cuando la microbiota tiene alteraciones, esta se relaciona con la obesidad y el asma, asegura el texto.

Foto referencia sobre leche entera. | Foto: Getty Images

Finalmente, el estudio precisa que se necesita más evidencia sobre el consumo de estos lácteos relacionado con las enfermedades cardiovasculares y el deterioro cognitivo, que de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), este último son “alteraciones en el pensamiento, el aprendizaje, la memoria, el juicio y la toma de decisiones”. Entre los principales signos que se encuentran están: los cambios de ánimo y de comportamiento. Asimismo, la desorientación y el desinterés por hacer diferentes actividades.

Por tal razón, es importante consultar con un profesional de la salud si se evidencian señales que apunten a problemas de memoria, orientación y/o cualquier función cognitiva.