Los científicos le están dando la razón a Marie Kondo. Esta japonesa inventó el método KonMari de organización y limpieza, que esta semana se ha vuelto viral en redes sociales por el estreno de su serie en Netflix ¡A ordenar con Marie Kondo! La producción, de ocho capítulos, gira en torno a un grupo de familias norteamericanas que tienen algo en común: algún rincón de su casa o el hogar completo son un auténtico desorden. Los episodios de 40 minutos muestran cómo algunas de estas personas viven agobiadas por la incapacidad de deshacerse de sus objetos: montañas de ropa, juguetes, libros, papeles, bolsos, estanterías, muebles y demás elementos innecesarios. Le sugerimos leer: El desorden causa insomnio en los adolescentes La obsesión de los internautas por la serie demuestra que la acumulación en los hogares es mucho más común de lo pensado, a tal punto que ha pasado a convertirse en un síntoma cotidiano de la vida moderna. Aunque durante años la ciencia ha debatido sobre sus pros y sus contras, nunca ha existido un consenso. Los más optimistas, como Eric Abrahamson y David H. Freedman, autores del libro Elogio del desorden: sus beneficios escondidos, afirman que llevar una vida poco ordenada estimula la creatividad y puede desempeñar un papel útil en los negocios, la crianza de los hijos o la cocina. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad DePaul de Chicago, publicada en la revista Current Psychology, afirma todo lo contrario: llevar una existencia desprolija no tendría nada positivo. Peor aún: impacta directamente en la salud y en los niveles de insatisfacción de vida. Para probarlo, los expertos interrogaron a tres grupos de adultos. Entre ellos, estudiantes universitarios de 20 a 30 años y adultos mayores de 50. Les pidieron calificar frases como “Pago mis deudas a tiempo”, “La acumulación en mi hogar me molesta” o “Debo mover cosas para poder realizar ciertas actividades en mi hogar”. Al analizar sus respuestas, los investigadores concluyeron que vivir en un hogar desordenado no solo quita tiempo y causa remordimientos, sino que tiene un impacto negativo en el bienestar mental, especialmente en las mujeres, al aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. El psicólogo Joseph Ferrari, autor principal del estudio, lleva décadas investigando el origen del desorden y su impacto en el bienestar emocional. Ferrari explicó a The New York Times que existe una relación directa entre el desorden y la procrastinación. Según el experto, las personas que viven dentro de este ambiente tienen dificultades para tomar decisiones, lo que las lleva a “estar atrapadas en un círculo vicioso”. Aunque Kondo no tiene una formación científica, su sistema se asemeja a lo que la psicología recomienda para evitar caer en el síndrome de acumulador compulsivo. Acumular objetos “puede ir desde la normalidad hasta el trastorno”, dice la psicóloga Catherine Salamanca. Pero el punto de quiebre llega cuando la persona encuentra problemas para deshacerse de objetos sin importancia. Esta situación causa ansiedad, depresión y problemas para socializar. “Hemos encontrado que el desorden disminuye el interés por el hogar y la satisfacción con la vida”, dice Ferrari. “Las cosas que te hacen feliz son importantes, pero la pregunta es: ¿realmente necesitas tantas de ellas?”, agrega. Las afirmaciones del experto se suman a una serie de evidencias que vienen alertando de vieja data sobre las consecuencias de este estilo de vida. Un trabajo publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, en 2010, ya advertía que los miembros de una familia que consideran que su hogar está atestado de objetos innecesarios o que necesita más limpieza tienen más propensión a presentar niveles elevados de cortisol a lo largo del día. Le puede interesar: La mala costumbre de dejar todo para el final ¿Por qué la acumulación o el desorden provocan una respuesta emocional tan fuerte en el cerebro y la salud? Darby Saxbe, asistente académica de Psicología en la Universidad del Sur de California y autora principal del estudio, afirmó que la reacción podría obedecer a las expectativas establecidas por la sociedad, en la que el hogar ideal debe estar limpio y ordenado. Salamanca afirma también que el hecho de llegar todos los días a un hogar caótico “puede generar una carga adicional” y desencadenar problemas mentales o exacerbar el cansancio. “La persona siente que el tiempo no le alcanza”. Por otra parte, advierte que el desorden por sí mismo podría estar encubriendo una falta de motivación en la vida diaria, “relacionada con temas como la tristeza y falta de conexión con el mundo”, explica. Ferrari concluye que en realidad las personas no necesitan la mayoría de las cosas que compran y que las pautas del mercado han convertido los deseos en necesidades. “El desorden puede interferir en la vida”, dice. “La gente se identifica con sus pertenencias y dejarlas ir es difícil. Pero hay un límite de cuánto podemos tener”. Aunque Kondo no tiene una formación científica, su sistema se asemeja a lo que la psicología recomienda para evitar caer en el síndrome de acumulador compulsivo. Su método KonMari enseña que hay que hacer el orden categóricamente. Comenzar por la ropa, luego con libros, papeles y artículos diversos, y terminar con cosas sentimentales. Una vez que termina, la persona debe hacerse la pregunta final: “¿Esto me causa alegría?”. Si lo hace, guárdelo. Si no lo hace, pasa a la canasta de donaciones.  ¿Cómo lo voy a botar? Consejos de la gurú japonesa Marie Kondo para dar el primer paso y deshacerse de lo innecesario. Enfrente al caos: no hay que ir cajón por cajón; resulta conveniente ver la magnitud de las pertenencias. Por eso, aconseja vaciar los armarios y cajones, y apilar sobre la cama. Luego, escoger prenda por prenda y guardar solo lo que realmente le haga feliz. Organice en familia: para que el orden prevalezca, todos, incluso los más pequeños, deben implicarse en las tareas domésticas, dice Kondo, pues es importante que cada cual se responsabilice de su espacio. La experta, por ejemplo, dobla la ropa con sus hijas antes de dormir. “Ordenar juntos es una manera de que las parejas vean si comparten los mismos valores y la importancia de trabajar en equipo”, dice la gurú en el capítulo ‘La llegada de un bebé’. Dejar los objetos de valor sentimental para el final: Kondo recomienda dejar esto en último lugar porque, de no hacerlo así, es muy posible que frene el proceso de orden integral de la casa. La japonesa recomienda crear una “caja del tesoro” y decorarla para guardar aquellas cosas que, por inútiles que sean, el corazón se resiste a perder de vista.