El ejercicio, prácticamente en cualquier forma, puede ayudar a mejorar el estado muscular y cardiorrespiratorio, mejorar la salud ósea y funcional, reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer (entre ellos el cáncer de mama y el de colon) y depresión, reducir el riesgo de caídas, así como de fracturas de cadera o vertebrales y, ayuda a mantener un peso corporal saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No obstante, con el pasar del tiempo, es posible que realizar algunas actividades físicas se dificulte y por ello, el portal Vitónica reveló que practicar pilates es ideal para ralentizar el envejecimiento después de los 60 años y adicional, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación indicó que la práctica tiene otros beneficios directos como:

  • Aumenta las endorfinas. La actividad física puede ayudar a aumentar la producción de los neurotransmisores del cerebro que nos hacen sentir bien, denominados endorfinas.
  • Reduce los efectos negativos del estrés. También puede generar efectos positivos en el cuerpo, incluidos los sistemas cardiovascular, digestivo e inmunitario, ya que ayuda a proteger el cuerpo de los efectos dañinos del estrés.
  • Mejora el estado de ánimo. El ejercicio regular puede aumentar la confianza en uno mismo, mejorar el estado de ánimo, ayudar a relajar y disminuir los síntomas de depresión leve y ansiedad. Hacer ejercicio también puede mejorar el sueño, que a menudo se ve interrumpido por el estrés, la depresión y la ansiedad.

Por su parte, Bodytech explicó que una sesión de Pilates en cama le exige al cuerpo al máximo, proporcionándole:

  • Estabilidad y control.
  • Flexibilidad en todas las zonas del cuerpo.
  • Conexión entre mente y cuerpo.
  • Disminución de tensiones musculares.
  • Control del estrés y la fatiga.

Asimismo, el Dr. Ruediger Krech, director de Promoción de la Salud de la Organización Mundial de la Salud, dijo: “La actividad física de cualquier tipo y de cualquier duración puede mejorar la salud y el bienestar, pero más es siempre mejor [...]; si debes pasar mucho tiempo sentado, ya sea en el trabajo o en la escuela, debes hacer más actividad física para contrarrestar los efectos nocivos del sedentarismo”.

De otro lado, el ejercicio debe estar acompañado de una alimentación saludable que incluya:

1. Frutas y verduras, al menos 400 g. O sea, cinco porciones.

2. Reducir las grasas malas: las grasas trans son el peor tipo de grasas alimentarias, y se encuentran de manera natural en pequeñas cantidades en algunos productos de origen animal como la carne roja, el queso y la leche entera, y son de origen sintético que hace que los aceites líquidos se vuelvan sólidos. Se pueden encontrar en la margarina y en ciertos bocadillos que se compran en el supermercado o en un restaurante, en productos de panadería y en frituras.

3. Tomar agua: el consumo diario de este líquido es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita cerca de nueve.

4. Reducir el consumo de azúcar tanto como sea posible, excepto el azúcar natural de la fruta. Lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.