La revolución digital pasó de ser una experiencia para expandir la mente humana a secuestrarla. Sin que muchos usuarios lo notaran, un puñado de empresas tecnológicas emprendió una carrera por ganar su atención y en esta competencia están acabando con la empatía de la gente, la han llevado a la estupidez y han deteriorado el tejido social. Y mientras hacen todo eso, socavan la democracia. “Mientras más apele al cerebro reptil, más atención obtendrá”, dice Harris en su charla TED Palabras más, palabras menos, eso argumenta Tristan Harris, un antiguo colaborador de Google convertido en uno de los más visibles activistas contra internet. Creó su fundación Centre for Humane Technology en 2019 para generar conciencia sobre los peligros de este fenómeno y la necesidad de aprovechar mejor el tiempo. Por ese medio ha logrado llevar su mensaje a líderes de esta industria, a usuarios y hasta los miembros del Congreso de los Estados Unidos. A todos les habla de los efectos trágicos de lo que él llama el capitalismo de la atención.

Harris señala que hoy cada aplicación, plataforma de streaming o red social compite por ese recurso limitado. Para lograrlo, han tenido que estudiar el funcionamiento de la mente, algo que Harris aprendió en una clase en la Universidad de Stanford, su alma mater: el laboratorio de la tecnología persuasiva. “Mientras más apele al cerebro reptil, más atención obtendrá”, dice Harris en su charla TED, y agrega que es posible dirigir una mentira a la gente más susceptible de creerla. También sabe que la rabia o la indignación llaman más la atención de las personas. Y generan tal actividad que si Facebook tuviera que elegir entre mostrar el feed de estas emociones o el de comentarios pacíficos, optaría por el primero porque atrae más a la gente. La situación se ha vuelto más complicada con las noticias falsas y los deepfakes, aquellos videos en que la gente suplanta imágenes. Esa economía de la atención, según él, degrada al ser humano. Hay más de 2.000 millones de usuarios de estos aparatos que dejan a diario su huella psicológica en estas compañías. El negocio del capitalismo de atención consiste en vender a los anunciantes la información sobre los sitios que ellos visitan, el tiempo que permanecen y lo que hacen allí. “Es como si un sacerdote recibiera las confesiones de todos sus fieles para luego venderlas al mejor postor”, dice. Usan estos datos luego para dirigir la publicidad y persuadir a sus usuarios. Con este modelo logran muchas ganancias, por lo que Harris supone que cada vez será más difícil enderezar el camino. Los algoritmos de estas compañías le quitan al ser humano la posibilidad de decidir a qué prestar atención y cómo vivir la vida. Y al mismo tiempo provocan cambios en las conversaciones entre las personas, con lo que alteran la democracia. Bajo el poder de las redes sociales, las personas tienen menos voluntad de elegir, menos empatía por los demás y menos información.

Foto: Harris, científico de la Universidad de Stanford, sueña con el día en que los encadenados al celular tengan mala imagen, como sucedió con los fumadores Harris llama a Apple y a Google los bancos centrales de la economía de la atención, pero es consciente de que el problema no se resuelve con referirse a ellas como malvadas, porque también proveen servicios beneficiosos. De hecho, él las usa, aunque en un celular con pantalla en blanco y negro para evitar la adicción. Simplemente cree que esa gran idea, que buscaba conectar y hacer la vida mejor, se salió de las manos. De esta forma, el experto no ve el peligro en los computadores inteligentes que van a superar a los seres humanos en sus capacidades cognitivas. Más bien teme que estos aparatos, con sus algoritmos, detectarán las vulnerabilidades emocionales de las personas para explotarlas. Después de todo, los algoritmos de estas aplicaciones y plataformas logran todos los días una “supremacía sigilosa al piratear la vanidad, la inseguridad o la necesidad de reafirmar las opiniones y prejuicios con personas similares”, así como otros sesgos de la mente humana.

Y las consecuencias se ven en la vida real: “Tenemos narcisismo, ventanas de atención muy cortas, adicción, desinformación y polarización”, enfatiza Harris. Considera importantes las campañas para que los niños no pierdan tiempo frente a una pantalla, o para controlar empresas como Cambridge Analytica con el fin de que no se inmiscuyan en las elecciones. Pero dice que esos casos hacen perder de vista el panorama general. “Es como si yo hablara de cambio climático solo sobre los osos polares”, admite. No solo Harris participa en esta cruzada antiinternet. En la lista de gurús que muchos llaman tech avengers están Alex Stamos Algunos critican sus teorías y lo comparan con quienes se opusieron en su momento a la llegada de otras innovaciones como la televisión. Un experto de la Universidad de Oxford, Andrew Przybylski, dice que sus acusaciones no tienen asidero científico. Lo mismo cree Dan Eckles, profesor de comunicación en MIT, aunque este alaba que Harris ponga el tema sobre la mesa. Sin embargo, para el experto, los hechos confirman que va por el camino correcto. El Congreso de Estados Unidos llamó a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, por segunda vez en 18 meses, y 250 empleados de esa red escribieron una carta para protestar porque esta no chequea las políticas de publicidad. Además, el laboratorio de Stanford hoy se llama de diseño comportamental, y ya no se enfoca en persuadir sino en inculcar buenos hábitos.

No solo Harris participa en esta cruzada antiinternet. En la lista de gurús que muchos llaman tech avengers están Alex Stamos; Sean Parker, quien dijo “solo dios sabe lo que Facebook le hace al cerebro de nuestros hijos”; y Chamath Palihapitiya, todos excolaboradores de esta red social. Además, está Jaron Lanier, autor del libro Ten Arguments for deleting social media accounts right now, (Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato), el cual escribió cuando era director de investigación de Microsoft. Para Lanier, la supervivencia de la especie está en riesgo y si “un superpulpo inteligente hereda la Tierra, hay que culpar a Facebook de ello”, dijo al diario The Sunday Times en 2018.  Tristan Harris Confía en que con sus charlas, dirigidas a cofundadores de Apple, Craiglist y Pinterest, así como a directivos de Google y Facebook, logren ese cambio De acuerdo con Harris, hay tres pasos para salir de este embrollo: primero, enseñar a la gente que su mente es sugestionable y que la atención es un recurso que debe proteger. El segundo, crear modelos y formas de responsabilizar a las compañías, así como disuadirlos del modelo de negocios de la economía de atención. Por último, diseñar un esquema para que estas aplicaciones ayuden a la gente a hacer lo que quiere con su tiempo y su atención. Confía en que con sus charlas, dirigidas a cofundadores de Apple, Craiglist y Pinterest, así como a directivos de Google y Facebook, logren ese cambio. A ellos les dice: “A diferencia del cambio climático, solo necesitamos a 1.000 de ustedes para arreglar esto”.