En el mundo hay aproximadamente 1.000 millones de fumadores, de los cuales mueren al año 5 millones. Más de 600.000 no fuman pero están expuestos al humo ajeno. Por eso desde hace una década la industria tabacalera investiga en productos menos nocivos. Algunos han desarrollado los cigarrillos electrónicos pero otros han propuesto dispositivos totalmente diferentes. Es el caso de iQOS, desarrollado por Phillip Morris Internacional (PMI) que en lugar de quemar el tabaco lo calienta y por lo tanto no genera humo ni ceniza sino un vapor cuando el consumidor lo inhala.Colombia es el primer país en Latinoamérica y uno de los 20 en el mundo que vende este producto. Según datos de PMI, cerca de 1,4 millones de fumadores de cigarrillos ya se han cambiado a iQOS desde que se lanzó su piloto en Nagoya, Japón y en Milán, Italia, en 2014.El producto, cuya investigación tuvo un costo de 3.000 millones de dólares, consta de un dispositivo electrónico con un mecanismo para controlar la temperatura a la cual se calienta el tabaco. Las unidades de tabaco, llamadas HEETS, son hechas especialmente para este producto y en lugar de tabaco molido como el que se ve en un cigarrillo convencional tiene una cinta de tabaco enrollado que al ser calentada a temperaturas controladas, muy por debajo de los niveles de combustión, produce menor toxicidad.Puede leer: ¿Cómo es un cigarrillo que hace menos daño?La tendencia de la industria es formar un portafolio más amplio con productos menos nocivos y así reemplazar al cigarrillo tradicional. “Ese es el futuro. Los productos de tabaco y nicotina libres de humo permitirán sustituir el cigarrillo”, dice Humberto Mora, vicepresidente de PMI en Colombia. Agrega que la gente cada vez es más consciente del carácter nocivo de fumar gracias a las campañas y a las regulaciones legales. Pero “se ha encontrado que de los fumadores que quieren dejar de fumar solo el 5 por ciento lo logra y ahí es donde esta sustitución es una posibilidad atractiva”, señala Mora.La compañía tabacalera asegura que al solo calentarse, este producto servirá para que los fumadores disminuyan entre 90 y 95 por ciento la cantidad de toxinas y componentes nocivos que se producen durante la combustión de los cigarrillos, muchos de ellos asociados a enfermedades del corazón y al cáncer. Además genera menos olor que los cigarrillos convencionales, no provoca ahogo, aumento de la presión arterial ni afecta la calidad del aire en los espacios interiores. Así lo demuestran, según sus voceros, los ensayos e investigaciones hechas por más de 430 científicos durante varios años.Pero la industria tabacalera tiene muchos retos adelante. Uno de ellos es convencer a las autoridades de la evidencia que han mostrado sus estudios. En otros países activistas como Deborah Arnott, jefe de Action on Smoking and Health (Ash) han señalado que debe haber fuertes regulaciones hacia estos dispositivos porque al fin y al cabo están hechos por compañías tabacaleras. “Necesitamos evidencia científica de fuentes independientes que sostengan cualquier anuncio de la industria tabacalera”, concluye Arnott.Le recomendamos: “La fibrosis pulmonar idiopática es igual de grave a los cánceres más duros”Mora admite que hay mucho recelo de la información que produce la industria. “Por eso la idea es que un organismo independiente y las universidades corroboren esa información y que la conozcan los reguladores y el público”, dice. PMI sometió a la FDA toda la información científica en diciembre de 2016 para productos de tabaco de riesgo modificado y se espera un pronunciamiento de la entidad este año.También esperan una reglamentación diferente a la de los productos de tabaco porque consideran que no pueden estar bajo la misma categoría. “Eso sería un error porque son totalmente distintas. Es la combustión la que genera 8000 tóxicos y estos producen un vapor por lo que tienen el potencial de reducir el daño”, explica Mora.