Para aquellos que han evitado los frutos secos en su dieta por temor al aumento de peso, pueden empezar a incorporarlos a su dieta, pues los expertos ahora aseguran que estos pequeños bocados pueden ser aliados efectivos en la lucha contra la obesidad. A pesar de que casi la mitad de su composición consiste en grasa, los frutos secos poseen la capacidad de reducir el apetito, prevenir el exceso de ingesta y, por supuesto, promover la salud.
La inclusión de cualquier tipo de fruto seco puede mejorar significativamente la dieta diaria, ya que comparten similitudes nutricionales. Sin embargo, es importante destacar que muchos de los frutos secos disponibles en los supermercados no son necesariamente saludables. Es fundamental evitar aquellos con exceso de sal, los que están fritos, o los cubiertos de chocolate o miel. La elección ideal son los frutos secos naturales, que pueden consumirse como aperitivo para saciar el hambre o incorporarse como ingredientes en diversas recetas.
Según la Universidad de Harvard, “varios estudios han identificado una correlación entre un consumo relativamente alto de frutos secos -dos o más porciones por semana- y la prevención del aumento de peso y la obesidad”. Esta institución de renombre describe a estos alimentos como “paquetes densos de grasa y proteínas” y recomienda consumirlos en el desayuno para reducir el apetito en la siguiente comida, lo que a su vez lleva a un menor consumo calórico.
Dentro de la amplia variedad de frutos secos disponibles, los pistachos destacan por sus beneficios nutricionales. Aunque son relativamente bajos en calorías, estudios científicos han demostrado que los pistachos son una fuente rica de nutrientes esenciales. Según una investigación de la Universidad de Illinois, los pistachos contienen proteínas completas, es decir, contienen todos los aminoácidos esenciales.
Además, los pistachos tienen uno de los contenidos más altos de proteínas entre los frutos secos, representando un 17,6 % de su composición, superando solo a los cacahuetes y las almendras en este aspecto. Por lo tanto, son una elección recomendada para los deportistas.
Los pistachos son una fuente importante de vitamina E, también conocida como tocoferol, considerada como “el antioxidante por excelencia”. Esta vitamina tiene un gran potencial para combatir el daño oxidativo celular causado por factores como el tabaco, la exposición a los rayos ultravioleta y las funciones vitales del cuerpo. Dado que el daño oxidativo se relaciona con enfermedades como las cardiovasculares y el cáncer, los pistachos se presentan como una opción beneficiosa para su prevención.
Otros estudios han investigado los efectos de los pistachos en la salud cardiovascular. Según un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, los pistachos son los frutos secos más adecuados para reducir la hipertensión, uno de los principales factores de riesgo en enfermedades cardíacas. Además, su contenido antioxidante gracias a la vitamina E y su capacidad saciante los convierten en una opción ideal para el cuidado del corazón, siempre y cuando se consuman con moderación y sin exceso de sal.
La diabetes, otra enfermedad que aumenta el riesgo cardiovascular, también encuentra beneficios en el consumo de pistachos. La Universidad Rovira i Virgili de Tarragona demostró que el consumo de pistachos ayuda a los pacientes prediabéticos a ralentizar el envejecimiento celular, lo que se traduce en una menor tasa de pérdida de telómeros, las tapas protectoras en los extremos de los cromosomas.
La sensación de saciedad que proporcionan los pistachos se debe a su contenido de fibra, que alcanza hasta un 6,5 % de su composición total. Además de promover la saciedad, la fibra puede reducir el riesgo cardiovascular al atrapar el exceso de grasas y azúcares y prevenir su absorción en el intestino.