Los accidentes cerebrovasculares son un problema latente en la salud pública mundial, aunque existen diversas razones por las cuales se presentan, en los últimos días se dio a conocer por parte de un equipo científico estadounidense lo que sería un nuevo factor de riesgo.
Esta condición puede llegar a ser mortal o en otros casos dejar secuelas graves para la calidad de vida de una persona, el portal web experto en temas de salud, Mayo Clinic indica de que se trata un accidente cerebrovascular.
“Un accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando se interrumpe o se reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Las células cerebrales comienzan a morir en minutos”, señala.
La siesta es una práctica muy común en millones de personas, quienes dentro de sus actividades diarias tienen el espacio para dormir durante un tiempo no tan prolongado, se cree que este hábito ayuda a una mayor relajación del cuerpo y la conservación de la energía necesaria para completar el día.
Este hábito se volvió más común en la pandemia provocada por el Covid-19, la cual obligó al mundo entero a cambiar las formas de trabajo que en la mayoría de casos migraron al hogar, eso generó más espacios para que personas incluyeran la siesta como una de las actividades fijas al llegar la tarde.
Una investigación realizada por la American Heart Association y publicada por la revista científica Hypertension, arrojó que realizar una siesta diaria puede genera un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.
Según revela la investigación, las personas que acostumbran hacer la siesta tiene más probabilidad de generar problemas en el sistema circulatorio, como la hipertensión (presión arterial alta), y el accidente vascular cerebral. El estudio se sustenta en un análisis que duró once años donde se recolectaron datos de estilo de vida y muestras de 360 mil personas en el Reino Unido.
Las edades de los participantes, que en ningún caso tenían antecedentes de enfermedades cardiovasculares, estuvo entre los 40 y 69 años de edad.
Una de las conclusiones luego de años de comparación y medición de datos fue que aquellas personas que tenían a la siesta dentro de su estilo de vida tuvieron un 12% más de probabilidad de generar hipertensión, además de un 24% mayor riesgo de ser víctima de un derrame cerebral.
Estos porcentajes se incrementaron en personas de mayor edad, los menores de 60 años arrojaron un 20% en el incremento de probabilidad de generar patologías como la hipertensión, esto comparado con las personas que no dormían en horas de la tarde.
El incremento en los porcentajes también se vio en aumento, según el estudio, porque había personas que consumían bebidas alcohólicas o fumaban cigarrillo, siendo estos dos hábitos de mayor riesgo.
A pesar de los resultados, el quipo científico señaló que basados en los porcentajes que arroja el estudio, no se puede considerar la siesta como algo peligroso, sin embargo, es importante que el sueño de la tarde no le quite protagonismo ni calidad al de la noche, siendo el sueño nocturno la pieza clave para mantener el funcionamiento sano y equilibrado del organismo.