El hígado graso es una enfermedad a la que se le conoce como esteatosis hepática. Se caracteriza por la acumulación de grasa en este órgano, el cual tiene dentro de sus funciones filtrar sustancias dañinas de la sangre y procesar nutrientes de alimentos y bebidas.
Cuando hay demasiada grasa es posible que se genere inflamación, que ocasiona daños y crea cicatrices. En casos graves, dicha cicatrización puede conducir a la insuficiencia hepática. Cuando este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol, explica el portal Healthline, pero en caso contrario es la enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA).
Para evitar el desarrollo de este padecimiento se tiene que cuidar la alimentación y uno de los primeros aspectos al que se le debe apuntar es a bajar de peso, si hay unos kilos de más. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indica que esta es una forma de reducir la grasa, la inflamación y la fibrosis en el hígado. También se debe reducir la ingesta de carbohidratos.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos indican que hasta el momento no se tienen claras las causas de la EHGNA, pero las investigaciones en torno al tema sugieren que ciertas afecciones de salud, los genes, la dieta y el aparato digestivo podrían hacer a la persona más propensa a desarrollar este padecimiento.
Es una enfermedad que generalmente no produce síntomas. Sin embargo, aumenta el riesgo de presentar inflamación o formación de tejido cicatricial en el hígado, lo cual se conoce como cirrosis. También aumenta el riesgo de tener cáncer, enfermedades cardíacas y renales.
¿Cuál es la relación de esta afección con la diabetes?
La diabetes aumenta el riesgo de padecer enfermedad del hígado graso no alcohólico, según el instituto de investigación Mayo Clinic. Esta institución indica que al menos la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tienen la mencionada afección en este órgano.
“Los expertos no saben si las personas que tienen diabetes tipo 1 contraen esta afección con mayor frecuencia que otras personas. La frecuencia de la obesidad, la cual aumenta el riesgo de contraer diabetes tipo 2, se presenta con la misma frecuencia en las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2″, precisa la citada fuente.
Los expertos aseguran que el hígado graso puede jugar un papel en la diabetes tipo 2, pues si se tienen ambas afecciones y esta última está mal controlada, es posible que empeore la enfermedad del hígado graso, que no se ha comprobado que sea una causa directa de la diabetes.
De acuerdo con el portal Diabetes Bien, el vínculo entre estos dos padecimientos es complejo y multifactorial. Ambas condiciones están asociadas con la resistencia a la insulina, una condición en la que el cuerpo se vuelve menos sensible a los efectos de esta hormona, que se encarga de regular los niveles de azúcar en la sangre. La resistencia a la insulina es una característica particular de la diabetes tipo 2 y también muy común del hígado graso.
¿Cómo prevenir el hígado graso?
Las mejores formas de prevenir la enfermedad del hígado graso incluyen lo siguiente, de acuerdo con los especialistas.
- Bajar de peso si es necesario y tratar de mantenerse en un peso saludable.
- Tomar medidas para reducir la presión arterial alta.
- Mantener el colesterol malo (también llamado lipoproteína de baja densidad) y la grasa sanguínea (los triglicéridos) dentro de los límites recomendados.
- No beber demasiado alcohol. La recomendación para los adultos es una bebida al día en el caso de las mujeres y hasta dos bebidas en los hombres.
Referencias:
Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos
Mayo Clinic
Diabetes Bien