Han pasado dos meses desde que en China se detectó el coronavirus. La epidemia, que ya deja cerca de 1.900 muertos en el país asiático, ha hecho que algunos ciudadanos saquen su mayor ingenio para tratar de protegerse de un posible contagio.   Por cuenta de la escasez de insumos médicos, del temor a la enfermedad y la necesidad de continuar con sus vidas luego de tantos días en cuidados extremos, varias personas han buscado soluciones, reemplazando los tradicionales tapabocas por otros objetos artesanales. Botellas de agua, trajes de bolsas de basura, disfraces de astronautas, de jirafas, de osos y hasta un árbol de navidad hacen parte de las nuevas prendas con las que los chinos recorren las calles, van en bicicleta, al trabajo, a las unviersidadades y a los restaurantes.

Una de las imágenes que más ha llamado la atención es la de un adulto mayor que se está protegiendo con una mascarilla hecha con la cáscara de una naranja y unos elásticos. “Por dentro es húmeda y es buena para la piel, y por fuera es bonita y puede prevenir las bacterias y la infección, además de tener olor a naranja”, ha dicho el hombre que decidió fabricar su propio tapa bocas al no encontrar los tradicionales en las tiendas.

Los animales también han sido protegidos y les han fabricado máscaras de tela para tratar de evitar que sean contagiados. De acuerdo con la agencia de noticias Efe, otra de las medidas que se han implementado ha sido poner cajas de servilletas en los ascensores con el fin de que las personas pinchen los botones protegidos con el papel. Según la prensa local china, la demanda diaria de mascarillas  es de entre 50 y 60 millones unidades.

Ante la falta de mascarillas, líquidos desinfectantes y guantes de látex, los chinos han optado por usar disfraces improvisados para salir a las calles con protección. Escenas con astronautas, jirafas e incluso osos, se han vuelto cotidianas en el país asiático.  Pese a todo ese ingenio y los deseos de salir invictos ante el virus, una doctora, empleada durante más de 15 años en un hospital privado de medicina tradicional en Pekín, dice que no hay que confiarse mucho de la efectividad de estos artículos. “No hay dónde comprar mascarillas y por eso la gente se las fabrica. Hasta cierto punto, son efectivas si no tienen contacto cercano con alguien infectado, pero si se acude a un lugar concurrido, esas mascarillas son insuficientes” ha dicho la doctora Li a Efe.