Llevar una dieta equilibrada es determinante para cuidar la salud del organismo, en general, y de órganos tan importantes como los riñones, en particular; ya que cumplen con funciones vitales como filtrar y mantener la sangre libre de productos de desechos provenientes de los alimentos.
De igual forma, estos órganos ayudan a regular la cantidad de agua y de electrolitos como el sodio y el potasio en la sangre, eliminándolos a través de la orina en caso de presentarse exceso. Sin ese equilibrio, es posible que los nervios, los músculos y otros tejidos en el cuerpo no funcionen normalmente, asegura el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unidos, según el cual los riñones sanos filtran alrededor de media taza de sangre por minuto, eliminando los desechos y el exceso de agua.
Dada su importancia, es recomendable tomar acciones tendientes cuidarlos y una de las más importantes es la alimentación, la cual debe ser baja en grasas y en sal. Precisamente, este último ingrediente es uno de los más perjudiciales porque puede aportarle mucho sodio al organismo.
Según National Kidney Fundation, el sodio es un mineral que se encuentra naturalmente en comidas y conforma la mayor parte de la sal de mesa. Explica que cuando los riñones no están saludables se acumula sodio y líquido en el cuerpo. Esto causa hinchazón, inflamación, hace que la presión sanguínea aumente, la respiración disminuya y el líquido se acumule alrededor del corazón y los pulmones.
Cierta cantidad de sodio y sal son necesarios para lograr el balance de agua en el cuerpo. Pero cuando los riñones pierden la habilidad para balancear el sodio y el agua, es posible que la persona se enferme y presente sed, acumulación de líquidos y presión sanguínea elevada.
Para evitar el consumo de sal, el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas recomienda lo siguiente:
- Comprar alimentos frescos. El sodio se añade a muchos alimentos preparados o empacados que se compran en el supermercado o en los restaurantes.
- Cocinar los alimentos desde cero en lugar de comer productos preparados, comidas “rápidas”, alimentos congelados y enlatados que son altos en sodio.
- Usar especias, hierbas y condimentos libres de sodio en lugar de la sal.
- Probar las versiones bajas en sodio de las comidas congeladas y otros alimentos fáciles de preparar.
- Lavar con agua los vegetales, fríjoles, carnes y pescados enlatados antes de comerlos.
- Buscar las etiquetas en los alimentos que tengan palabras como libre de sodio o libre de sal; o bajo en sodio, sodio reducido, o sin sal o sodio; o ligeramente salado.
Otros productos nocivos para los riñones
Bebidas carbonatadas: Un artículo publicado en el diario El Universal, de México, cita una investigación según la cual el consumo de dos o más bebidas carbonatadas al día incrementa el riesgo de padecer cálculos renales, así como diabetes e hipertensión, dos factores ligados a la insuficiencia renal crónica. Esto se debe a su alto contenido en ácido fosfórico, una sustancia que modifica el pH de la orina.
Embutidos: El exceso de sal en los alimentos es uno de los factores adversos para los riñones, debido a que reduce la capacidad de estos órganos para eliminar el agua. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo diario de sodio en adultos sea menor a dos gramos de sal. La cantidad de sal en estos alimentos puede oscilar entre 1,9 y 2,3 gramos por cada 100, señala la nutricionista Encarni Pérez, citada en una publicación del diario La Vanguardia, de España.
Alcohol: Una publicación de Alcohol Health and Research World asegura que el consumo de esta sustancia puede alterar los mecanismos de control hormonal que rigen los riñones, a la vez que ocasiona desequilibrio en los electrolitos.
Productos con mucho potasio: El exceso de potasio es eliminado por los riñones; pero, en oportunidades a estos órganos les cuesta cumplir con esta función, por lo que se acumula si se consumen alimentos con mucha cantidad del mismo como guayabas, fresas, duraznos, naranja, papaya, plátano, acelgas, verdolaga, lechuga, quelites, jitomate, espinacas, champiñones, fríjoles y lentejas.
Enlatados: La mayoría de los alimentos enlatados tienen sal añadida, incrementando los niveles de sodio que podría afectar los riñones, según un artículo publicado en la revista médica Advances in Chronic Kidney Disease.