Normalmente, la pérdida de cabello ocurre gradualmente y puede suceder por parches o generalizada (difusa). Además, las personas pierden aproximadamente 100 cabellos de la cabeza todos los días y el cuero cabelludo contiene alrededor de 100.000 cabellos, según Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Asimismo, la pérdida de cabello puede ser el resultado de herencia genética, cambios hormonales, afecciones médicas o una parte normal del envejecimiento y, aunque cualquiera puede perder el pelo de la cabeza, es más común en los hombres, de acuerdo con Mayo Clinic.
No obstante, la pérdida de cabellos también está asociada con la alimentación y puede significar que hay un déficit de minerales como hierro, zinc, cromo, magnesio o potasio. Además, puede significar que hay resecamiento en el cuero cabelludo por el sol y por eso es importante proteger el cabello de los rayos solares y otras fuentes de luz ultravioleta, lo cual afecta las propiedades elásticas del cabello.
Otro factor que podría estar deteriorando el cabello es la sal del champú. Por tal razón, los expertos recomiendan evitar estos productos, aunque si no se puede conseguir un champú que no contenga sal, se puede elegir alguno elaborado con ingredientes 100 % naturales.
Asimismo, otra forma de prevenir la caída del cabello es el jugo de cebolla, pues de acuerdo con el Portal Mejor con Salud esta mezcla tiene propiedades que frena la caída, combate infecciones como los hongos que generan caspa y estimula el crecimiento.
Por tal razón, para prepararlo solo se deben licuar tres cebollas hasta conseguir una pasta homogénea y después se aplican en el cuero cabelludo, pero para atenuar el olor del alimento se puede mezclar con miel y el tratamiento se debe realizar mínimo dos veces por semana para obtener resultados.
Sobre la misma línea, existen diferentes vitaminas que ayudan con el crecimiento del cabello como la tiamina o la vitamina B1, la B2 o riboflavina, la B3 o niacina, la B5 o ácido pantoténico, la B6 o también conocida como piridoxina, la B7 o biotina, la B9 o ácido fólico o la B12 o cobalamina.
De igual forma, para tener el cabello sano no hay que lavarlo tan seguido, ya que el agua y los productos de limpieza le quitan al cabello sus aceites naturales que lo ayudan a mantener la hidratación. En consecuencia, lavarlo cada dos o tres días es lo recomendable.
Además, lo más aconsejable es utilizar agua tibia, que no supere los 36 ºC y acabar el lavado con agua fría, para cerrar y sellar las cutículas y conseguir más brillo.
También es importante resaltar que el cuero cabelludo hay que lavarlo y mantenerlo limpio porque es la base del cabello, sobre la que crecerá sano y fuerte. Un cuero cabelludo sucio puede favorecer la caída y la pérdida de densidad y de volumen.
Otra recomendación para tener el cabello sano es cepillarlo todas las noches “entre 10 y 20 pasadas, dependiendo del grosor del pelo”, de acuerdo con Philip B, un experto del cabello en Hollywood, citado por Vogue. Esto ayuda a que se exfolie el cuero cabelludo, se eliminen restos de productos, se estimule la circulación sanguínea y, por ende, se promueva el crecimiento y el brillo del cabello.
Por su parte, para mantener un cabello sano, brillante y fuerte es importante cortar las puntas de manera permanente, usar solo la cantidad necesaria de champú y aplicar mascarillas para hidratarlo y reconstruirlo.
Finalmente, los expertos recomiendan evitar los tratamientos fuertes, como los rizadores calientes y las planchas para el cabello, pues estos aparatos deshidratan el pelo y lo adelgazan.