La estatura que tendrá un niño una vez se convierta en adulto es uno de los datos que más especulaciones generan en el entorno familiar. En ocasiones, los augurios se limitan a compararlos con sus padres y sus familiares más cercanos. Incluso, se tiene en cuenta la estatura que tienen en comparación a otros compañeros de su edad.
Sin embargo, la ciencia ha avanzado lo suficiente como para dar mejores pistas sobre este aspecto del desarrollo de niños y niñas. De acuerdo con Healthy Children, una revista editada por la Academia Estadounidense de Pediatría, uno de los métodos más precisos es el uso de las radiografías.
Se trata de un estudio que permite determinar cuál es la edad de los huesos de los menores de edad y que puede arrojar un gran número de datos sobre su desarrollo y su crecimiento.
De acuerdo con el Centro Sequoia, una entidad de salud pediátrica en México, esta radiografía se realiza sobre la muñeca de los menores de edad y no representa ninguna molestia o riesgo para su salud. Como resultado, se obtiene el índice de madurez que tienen los huesos, que se compara con los resultados que deben tener los niños de su misma edad y sexo.
Con estos exámenes no solo se puede saber cuánto podrá crecer un niño, sino el tiempo durante el cual seguirá aumentando su estatura, cuál será su talla definitiva e incluso cuándo llegará a la pubertad.
Pero este procedimiento no solo se hace para calmar la curiosidad de los padres, la familia y el propio niño, sino que también tiene razones clínicas de fondo. Por ejemplo, puede ser de gran ayuda en el diagnóstico de padecimientos como deficiencia de la hormona de crecimiento, hipotiroidismo, pubertad precoz y trastornos de la glándula adrenal, además de trastornos de crecimiento genéticos como el síndrome de Turner, según ha señalado el Centro Sequoia.
También pueden ser útiles para diagnosticar algunas condiciones ortopédicas que requieran de tratamientos o del uso de dispositivos específicos.
Otros métodos menos precisos
Para evitar una visita al médico, los pediatras también han señalado que hay otros métodos menos especializados que pueden dar una idea para determinar cuál será la estatura del niño una vez se vuelva adulto.
Uno de estos métodos es puramente matemático. De acuerdo con Healthy Children, basta con sumar las estaturas de los dos padres en centímetros y luego dividirlos en dos. Como resultado, se conseguiría la aproximación a la talla del menor de edad
“Este es solo un estimado aproximado de la estatura promedio que alcanzará su niño cuando termine de crecer. Puede esperar un margen de error de cerca de cuatro pulgadas (10,16 cm) de alto o de bajo. Entre más altos sean los padres, existe más probabilidad de que el niño sea alto, de la misma forma, si lo padres son de baja estatura, es más probable que el niño también lo sea”, señaló Healthy Children.
Esa publicación también indicó que también deben entrar en consideración otros factores claves que determinan cuánto medirá un menor de edad una vez madura.
Por ejemplo, es clave tener en cuenta la calidad de la nutrición que tienen los niños, pues tener una dieta adecuada les permitirá desarrollarse bien una vez crecen.
También es fundamental tener en cuenta el factor hormonal. El equilibrio químico del cuerpo puede ser determinante en la talla de los menores de edad. Entre otras cosas, puede ser clave revisar cuáles son los niveles de la tiroides o de la hormona del crecimiento.
“Revise la lista de alertas para ayudar a determinar si su niño está creciendo normalmente y si ha alcanzado la estatura prevista o si puede tener algún problema hormonal del crecimiento”, indicó la publicación pediátrica.
Así mismo, hay que tener en cuenta otros aspectos como el uso de medicamentos que puedan interferir con su desarrollo, o el padecimiento de enfermedades como el síndrome de Down, el síndrome de Turner (niños de menor estatura) o el síndrome de Marfan (niños más altos).