El selenio es un mineral esencial que el cuerpo necesita en cantidades pequeñas debido a su poder antioxidante, el cual ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer y fortalece el sistema inmunológico, además de proteger la salud del corazón.
Este mineral se encuentra naturalmente en el suelo, el agua y ciertos alimentos como nueces de Brasil, harina de trigo, pan y yemas de huevo. El selenio se destaca por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, cardioprotectoras y desintoxicantes.
Adicionalmente, el selenio también está disponible en forma de suplemento, que se puede adquirir en farmacias o tiendas de productos naturales. Sin embargo, es importante utilizarlo bajo la supervisión de un médico o nutricionista, ya que un exceso de selenio en el organismo puede tener efectos no deseados para la salud.
¿Para qué sirve el selenio?
Actuar como antioxidante
El selenio es un antioxidante potente que ayuda a disminuir la presencia de radicales libres en el cuerpo. Estos radicales se generan de manera natural durante el metabolismo, pero pueden causar daños como inflamación, disfunción celular y envejecimiento prematuro.
Las personas que fuman, consumen alcohol de manera habitual o experimentan altos niveles de estrés producen una mayor cantidad de radicales libres, lo que aumenta la necesidad de consumir nutrientes antioxidantes en mayor cantidad.
Prevenir el cáncer
Debido a su capacidad antioxidante, el selenio desempeña un papel clave en la protección de las células contra alteraciones en su ADN que pueden conducir a la formación de tumores. Es especialmente importante para la prevención de cánceres como los de pulmón, mama, próstata y colon.
Prevenir enfermedades cardiovasculares
El selenio disminuye la presencia de sustancias inflamatorias en el cuerpo y aumenta los niveles de glutatión, un antioxidante poderoso. Estas acciones ayudan a reducir la oxidación del colesterol LDL en los vasos sanguíneos, disminuyendo así el riesgo de aterosclerosis y otras enfermedades cardiovasculares como infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y trombosis.
Fortalecer el sistema inmunológico
Un nivel adecuado de selenio en el cuerpo ayuda a disminuir la inflamación y a fortalecer el sistema inmunológico, lo que puede ser beneficioso para personas que padecen enfermedades como el VIH, la tuberculosis y la hepatitis C al aumentar su inmunidad contra enfermedades oportunistas.
Podría favorecer la pérdida de peso
Debido a su importancia para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides, el selenio desempeña un papel en la prevención del hipotiroidismo, una enfermedad que ralentiza el metabolismo y puede causar aumento de peso.
Además, el exceso de peso conduce a un proceso inflamatorio en el cuerpo, lo que puede resultar en una alteración en la producción de hormonas de saciedad. En este sentido, el selenio, al actuar como antiinflamatorio y antioxidante, no solo ayuda a reducir la inflamación, sino también a contrarrestar las alteraciones hormonales asociadas con el exceso de grasa corporal, facilitando así la pérdida de peso.
Mejorar el funcionamiento de la tiroides
La glándula tiroides tiene la mayor concentración de selenio en el cuerpo, ya que es necesario para facilitar la conversión de las hormonas tiroideas T4 a T3 y regular su nivel en el organismo.
Una deficiencia de selenio puede dar lugar a condiciones como el hipotiroidismo o la tiroiditis de Hashimoto, que es una forma de hipertiroidismo en la cual las células de defensa del cuerpo comienzan a atacar la glándula tiroides, reduciendo su función.
Cantidad diaria recomendada
La cantidad recomendada de selenio varía de acuerdo con el sexo y la edad, como se muestra a continuación:
- Bebés de 0 a 6 meses: 15 mcg;
- Bebés de 7 meses a 3 años: 20 mcg;
- Niños de 4 a 8 años: 30 mcg;
- Jóvenes de 9 a 13 años: 40 mcg;
- A partir de 14 años: 55 mcg;
- Mujeres embarazadas: 60 mcg;
- Mujeres que amamantan: 70 mcg.
Al tener una alimentación variada y equilibrada, es posible obtener naturalmente a través de los alimentos las cantidades recomendadas de selenio. Su suplementación solo debe ser realizada con orientación médica o del nutricionista, pues su exceso puede causar daños a la salud.