Cada vez más hombres adultos se suman a la saludable costumbre de orinar apoyado en el retrete. Las razones para hacerlo cuentan cada vez con más apoyo científico, ya que la posición al miccionar puede influir en el flujo y en cuánto se vacía la vejiga.
Según el Departamento de Urología del Leiden University Medical Center, en Países Bajos, “esto no sólo reduce el tiempo de visita al baño y distancia la aparición de las ganas, sino que además evita la tensión de los músculos de la vejiga y ayuda a evitar problemas de próstata”.
La vida sexual del hombre también se puede beneficiar cuando se mantiene este hábito de manera continuada, gracias a la relajación de la próstata.
Análisis científicos
Un metaanálisis (un estudio realizado a partir de estudios) realizado hace unos años comprobó que “existían ventajas para personas con los denominados ‘síntomas urinarios bajos’ (LUTS), sentarse podía aumentar el flujo urinario, reducir el tiempo requerido para completar la operación y minimizar el volumen de residuo post-vaciado de la vejiga. En personas sanas la diferencia en los parámetros no resultaba significativa”.
Otro trabajo más reciente analizó los mismos parámetros para obtener unos resultados semejantes, en los que “la ‘urodinámica’ era mejor para aquellos que padecían problemas del tracto urinario como la hiperplasia prostática benigna, pero no encontraba diferencias significativas en el grupo sano”.
¿Los adultos deberían enseñar a los niños a sentarse para orinar?
Aunque se ha extendido la recomendación de orinar sentado, no se ha encontrado una motivación tan evidente en el caso de los niños y los jóvenes.
Los trabajos más recientes, realizados en la India y Pakistán, confirman una mejoría en los hábitos urinarios en varones de avanzada edad, pero no encuentra mejoría para los jóvenes sanos.
De hecho, los resultados arrojados por científicos expertos determinan que “lo beneficioso para los más pequeños es elegir la postura en la que están más cómodos, y es la modificación de esta la que puede arrojar peores resultados”.
Orinar sentado por higiene
Cada vez son más los países que se proponen incrementar el número de hombres que orinan de pie como forma de mejorar la salubridad de los baños públicos. En Alemania, por ejemplo, es habitual encontrar carteles que recomiendan usar el retrete sentado, o incluso luces rojas para quienes se mantienen erguidos frente al inodoro. Japón, Taiwan y Suecia han manifestado también su intención de regular este uso por motivos de higiene.
Sin duda, un segundo debate estaría relacionado con las consecuencias de apoyar la piel sobre un retrete por la que han pasado decenas de traseros ese mismo día. Lo que sí queda claro es que no parece haber buena razón para no sentarnos en nuestra propia casa, donde el número de visitantes al lavabo es muy reducido.
De acuerdo con Bárbara Mena, médico general de Medismart, “los beneficios higiénicos son bastante conocidos y difundidos. Al orinar de pie, la persona suele ver un chorro consistente. Sin embargo, cuando los fluidos salen con cierta presión, tienden a dispersarse y se estarán generando microgotitas, las que además se esparcen por el ambiente y pueden generar un foco de infección, suciedad y malos olores”.
Motivos de peso para sentarse en casa
En todo este debate, que se ha centrado en las cuestiones de salud que puede reforzar o no, falta tener en consideración otro factor de peso. En este caso se trata de la higiene, pues si bien es cierto que orinar de pie es más cómodo fuera de casa, una vez en el hogar hacerlo sentado puede resultar más limpio, se evitan salpicaduras y, de esta forma, también posibles infecciones.
Así las cosas, parece claro que, en realidad esta es una cuestión más personal que otra cosa, siempre y cuando no existan problemas médicos asociados. Quienes busquen una manera segura e higiénica de aliviarse al ir al baño, puede que quieran plantearse hacerlo sentados.