Los triglicéridos son un tipo de grasa en el cuerpo que viajan a través de la sangre en partículas redondas denominadas lipoproteínas. En niveles óptimos, este lípido es una de las principales fuentes de energía, pero cuando los niveles son altos es un detonante de distintas enfermedades.
“Los triglicéridos son un tipo de grasa. Son el tipo más común de grasa en su cuerpo. Provienen de alimentos, especialmente mantequilla, aceites y otras grasas que usted come. Los triglicéridos también provienen de calorías adicionales. Estas son las calorías que usted come, pero que su cuerpo no necesita de inmediato”, señala el portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline Plus.
Las personas que llevan una dieta alimenticia cargada de azúcares, carbohidratos, grasas saturadas y que consumen con frecuencia alcohol, son más a propensos a presentar incrementos de los niveles de triglicéridos en la sangre.
Mantener una alimentación sana y balanceada es la mejor forma controlarlos. La sardina puede ser una alternativa complementaria para regular la cantidad de triglicéridos presente en el organismo.
Este es un tipo de pescado azul, también conocido como pescado graso debido a su contenido de aminoácidos, que representa entre un 18 y 20 %, en contraste con el pescado blanco, que solo contiene alrededor de un 2 %. Esta diferencia en los niveles de lípidos significa que las sardinas tienen un valor energético superior. Además, son una excelente fuente de vitamina D, fósforo, calcio, yodo, hierro, potasio, vitamina B12 y Omega-3.
De hecho, el Omega-3 presente en las sardinas ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, según lo indica la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
Aunque su aroma puede resultar fuerte para algunos, los beneficios de comer sardina superan cualquier posible inconveniente. En primer lugar, ayuda a prevenir la atrofia muscular. Esta condición se caracteriza por la pérdida de fuerza muscular en relación con la masa y puede provocar parálisis parcial o completa.
Un estudio publicado en el National Institute of Health destaca que la proteína y el alto contenido de Omega-3 presentes en la sardina son fundamentales para evitar la progresión de la atrofia muscular.
Además, consumir sardina regularmente mejora la salud cardiovascular. Gracias a su riqueza en Omega-3, disminuye el riesgo de enfermedades del corazón, lo cual ha llevado a recomendar su consumo semanal en pacientes hipertensos. Se ha observado que el consumo de sardina ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos de forma natural, evitando la obstrucción de las arterias, según se señala en un estudio.
Otro beneficio significativo de las sardinas es su capacidad para mejorar la densidad ósea. La osteoporosis es una enfermedad común, especialmente entre las mujeres durante la menopausia, y aumenta el riesgo de sufrir fracturas y afectar la calidad de vida. Un estudio publicado en la revista Maturitas recomienda consumir alimentos ricos en calcio, como las espinas de las sardinas, así como vegetales de hojas verdes, productos lácteos y bebidas de soja para fortalecer los huesos.