Cuando Lina Hinestroza inició el tratamiento de quimioterapia las consecuencias se empezaron a notar. Como se sabe, estas drogas atacan no sólo las células tumorales, sino las de rápido crecimiento y por eso el pelo se cae. Esa era una de sus grandes preocupaciones. No podía imaginar perder su pelo, que tanto orgullo le producía. Nunca había experimentado esa inseguridad. Pero decidió no dejarse consumir por su enfermedad y luchar de frente contra ella. Hoy, desde la fundación Modo Rosa, es una de las mujeres que más trabajan para ayudar a aquellas que también han sido diagnosticadas con cáncer de mama. El mensaje que les da es el mismo que ella se dio a sí misma: hay que sacar energía de todas partes para seguir adelante. Hoy es un ejemplo de superación para todas ellas.Lo que muy pocos saben es que esa fuerza para querer superar su enfermedad en parte se dio gracias a su esposo, Juan Luis Giraldo, un ginecólogo que fue clave en todo el proceso porque no se cansaba de repetirle que independientemente de lo que pasara, iba a estar acompañándola todo el tiempo. Le recordaba además que su condición de mujer estaba por encima de su condición física. Giraldo es además el responsable de que Lina pueda recorrer el país contándoles a las mujeres con una sonrisa y un tono esperanzador que ella pudo superar su cáncer. Él fue quien le insistió que se hiciera los exámenes necesarios y gracias a ese pedido constante ella tuvo una detección temprana y un tratamiento oportuno. Esto en cáncer de seno es clave para que una mujer sobreviva a la enfermedad.Esta historia comenzó en el 2013. A pesar de que su hermana y cuatro primas fueron diagnosticadas con este cáncer, Lina no pensó que a ella le fuera a tocar, y menos teniendo a un ginecólogo como compañero de vida. Pero fue precisamente él quien la instó a realizarse los exámenes de control, mamografía y ecografía, que ella hacía rato había dejado pasar. “Yo la empujaba a que fuera a hacerse sus chequeos. Uno debe ser como la voz de la conciencia y preocuparse por la salud de la pareja. Gracias a Dios eso nos permitió detectar temprano el cáncer de ella y en este tema la detección temprana lo es todo”, cuenta Juan Luis.Diagnosticado el cáncer, Lina inició el proceso del tratamiento oncológico y empezaron los momentos más difíciles ella, su pareja y toda la familia. Entonces, el papel de Juan Luis se hizo incluso más notorio pues él, a diferencia de miles de hombres que prefieren no lidiar un cáncer y abandonan a sus parejas, se hizo cargo del hogar. “Los hombres podemos tener más tranquilidad para tomar las decisiones. En esos casos, lo importante es tomar las riendas para enfrentar esto de la mejor manera posible”, cuenta.“Uno actúa de manera desinteresada y a favor de que la persona que uno quiere esté bien”, dice Juan Luis. “Yo estaba más interesado en el bienestar de ella que en el mío propio y sólo eso para mí ya era satisfactorio”, cuenta. Aunque eso es bueno, los expertos en psicología oncológica recomiendan a las parejas de los diagnosticados cuidar de su salud para que puedan atender bien la de su pareja. Eso lo sabía Juan Luis. Por eso, no dejó atrás el deporte, que para él “es un desfogue muy importante a esas angustias”. Es un espacio que le brinda momentos de tranquilidad y reflexión.Otra de las grandes recomendaciones es la comunicación. “A nosotros nos ayudó mucho hablar sobre esos miedos que surgen como el temor a la muerte o de cómo esa enfermedad está cambiando tu plan de vida”, cuenta Juan Luis. Es necesario que ambos expresen lo que quieren y actuar de acuerdo con esas necesidades. Pero lo más importante es que nunca olviden que siguen siendo una pareja. Lo mejor es oírse y tomar decisiones en conjunto. Insiste en que la clave es “ser el gran apoyo y no dejarle olvidar que pase lo que pase, siempre va a estar allí para ella”. El resto es brindarle apoyo incondicional para que esa persona se mantenga fuerte. “Lina es un ejemplo. Ella ha enfrentado y superado ese tema y esa ha sido una razón más para quererla”, concluye Juan Luis.