El rock and roll nunca morirá, aunque sí es una ocupación peligrosa. Un nuevo estudio confirmó que los músicos de rock y pop mueren de manera prematura con más frecuencia que la población general. Investigadores de la Universidad John Moores de Liverpool estudiaron a 1.489 estrellas de rock y pop que se volvieron famosos entre 1956 y el 2009, y hallaron que sufrían de “mayores niveles de mortandad que los individuos demográficamente semejantes en la población general”. También encontraron que esta probabilidad llega a duplicarse entre los solistas, comparados con los miembros de las bandas. Mark Bellis, el investigador que encabezó el estudio, cree que esa conclusión se debe a que las bandas brindan apoyo en momentos estresantes. Asimismo, es más probable que las estrellas estadounidenses mueran antes que las británicas. Hay estudios que comprueban que la fama a esa edad es muy peligrosa. La Universidad de Kentucky, por ejemplo, encontró que ellos tienen tres veces más probabilidades de morir que quienes han tenido éxito en otros campos". Y es que no es la primera vez que se habla de este fenómeno. De hecho se han escrito kilómetros de tinta sobre el “club de los 27”. La última en ingresar fue Amy Winehouse. Pero antes ya formaban parte de él: Brian Jones, Janis Joplin, Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Robert Johnson o Jim Morrison. "Al final de sus días, la mayoría de estos artistas luchan por encontrar su rumbo, pero la presión de la industria y la prensa los lleva a autodestruirse –le dijo a SEMANA Eric Segasltad, autor del libro The 27s: The Greatest Myth of Rock & Roll-, tras el deceso de Winehouse, quien fue hallada sin vida en su residencia en Londres, el año pasado, con cinco veces el nivel de alcohol tolerado para conducir.