De acuerdo con el Grupo Sanitas de España, el término infarto se relaciona directamente con el infarto agudo de miocardio.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que el ataque cardíaco se produce cuando se bloquea o se reduce gravemente el flujo de sangre que va al corazón.
Asimismo, indicó que, por lo general, la obstrucción se debe a una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias).
Respecto a los síntomas, la entidad sin ánimo de lucro puntualizó que los síntomas frecuentes de un ataque cardíaco incluyen:
- Dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor.
- Dolor o molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen.
- Sudor frío.
- Fatiga.
- Acidez estomacal o indigestión.
- Aturdimiento o mareos repentinos.
- Náusea.
- Falta de aire.
Adicional, el portal La Vida Lúcida señaló que “un estudio realizado por científicos de la Universidad de Arkansas revela que cerca del 40 % de las mujeres experimentan síntomas de indigestión antes de sufrir un infarto agudo de miocardio”.
Sobre la misma línea, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, agregó que otros síntomas de un ataque cardíaco pueden incluir:
- Ansiedad.
- Tos.
- Desmayos.
- Mareo, vértigo.
- Náuseas y vómitos.
- Palpitaciones (sensación de que el corazón está latiendo demasiado rápido o de manera irregular).
- Dificultad para respirar.
Entretanto, la entidad agregó que entre los factores de riesgo de un ataque cardíaco se incluyen los siguientes:
- Edad. Los hombres mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55 años tienen una mayor probabilidad de tener un ataque cardíaco que los hombres y las mujeres más jóvenes.
- Consumo de tabaco. Se incluye fumar y la exposición por largo tiempo al humo de segunda mano.
- Presión arterial alta. Con el tiempo, la presión arterial alta pude dañar las arterias que conducen al corazón. Cuando la presión arterial alta se produce junto con otras afecciones, como la obesidad, el colesterol alto o la diabetes, aumenta aún más el riesgo.
- Niveles elevados de colesterol o triglicéridos. Es muy probable que un nivel alto de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (el colesterol “malo”) estreche las arterias y un nivel alto de ciertas grasa en la sangre, denominadas triglicéridos, también aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
- Obesidad. La obesidad está asociada con la presión arterial alta, la diabetes, niveles altos de triglicéridos o colesterol malo y niveles bajos de colesterol bueno.
- Diabetes. Los niveles altos de glucosa sanguínea aumenta el riesgo de tener un ataque cardíaco.
- Síndrome metabólico. Este síndrome combina, al menos, tres de estas características: cintura ensanchada (obesidad central), presión arterial alta, niveles bajos de colesterol bueno, niveles bajos de triglicéridos y niveles altos de glucosa sanguínea. El síndrome metabólico hace que seas dos veces más propenso a tener una enfermedad cardíaca que las personas que no tienen este síndrome.
- Antecedentes familiares de ataques cardíacos.
- Falta de ejercicio. La falta de actividad física (estilo de vida sedentario) está relacionada con un mayor riesgo de sufrir ataques cardíacos.
- Dieta no saludable. Llevar una dieta con alto contenido de azúcar, grasas animales, alimentos procesados, grasas trans y sal aumenta el riesgo de tener un ataque cardíaco.
- Estrés. El estrés emocional, como la ira extrema, puede aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.
- Consumo de drogas ilícitas. La cocaína y las metanfetamina son estimulantes y pueden provocar un espasmo de la arteria coronaria y ocasionar un ataque cardíaco.
- Antecedentes de preeclampsia. Esta afección también provoca presión arterial alta durante el embarazo y aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca alguna vez en la vida.
- Una afección autoinmunitaria. Las afecciones como la artritis reumatoidea o el lupus pueden aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.