Dormir es imprescindible para la vida y repone energías. Pero ¿qué ocurre durante el sueño? ¿Qué lo vuelve tan importante para nuestra salud? Científicos descubrieron que el sistema glinfático, clave para la limpieza cerebral, es diez veces más activo durante las fases de sueño que durante la vigilia. En el fondo, el cuerpo funciona como una fábrica extremadamente compleja. En diversos reactores se llevan a cabo permanentemente procesos metabólicos. Estos producen una serie de desechos. Es allí cuando actúa el sistema linfático que se ocupa de eliminar toxinas, partículas extrañas al organismo y células tumorales, por ejemplo. Sin embargo, este servicio interno de limpieza no alcanza a cubrir el área del cerebro, pese a que se trata del órgano humano con el mayor metabolismo; minuto a minuto, el cerebro elimina numerosas proteínas que podrían dañar las células nerviosas. Un equipo internacional de científicos de la Universidad del Rochester Medical Center, en Estados Unidos, descubrió cómo el cerebro actúa con los desechos. Según los resultados publicados en la revista Science, en lugar de recurrir al sistema linfático, nuestro cerebro tiene su propio servicio de limpieza: el sistema glinfático. El papel central lo desempeñan las células gliales que controlan el flujo del líquido cefalorraquídeo mediante el cual se expulsan las toxinas. Ocho horas imprescindibles El proceso, sin embargo, no es muy rápido. Los científicos parten de la base de que un “lavado de cerebro” completo toma aproximadamente ocho horas diarias y dicho proceso tiene lugar precisamente mientras dormimos. En el sueño, aumentan los espacios entre las células nerviosas, de modo que el líquido intersticial puede fluir mejor y llevarse los desechos. La falta de sueño lleva, en cambio, a que este proceso no pueda llevarse a cabo debidamente. Los científicos advierten que so puede dañar el cerebro a largo plazo, con consecuencias como las enfermedades de Alzheimer o Parkinson. Por ese motivo, los expertos aconsejan dormir lo suficiente para permitir que el sistema nervioso realice su propio “lavado cerebral”.