Constantemente, el ser humano está expuesto a innumerables microorganismos como las bacterias, virus, hongos, parásitos, pero el sistema inmunológico, por medio de las defensas, son las encargadas de atacarlos y combatir los problemas de salud que pueden afectar este sistema.
De acuerdo con Cinfasalud, el sistema inmunológico está formado por una compleja red de órganos, tejidos, células y sustancias específicas, e impecablemente organizado, que es capaz de reconocer millones de microbios diferentes y de destruir con eficacia los cuerpos extraños que lleguen al organismo. Del mismo modo, “es capaz de detectar tempranamente y eliminar células que dejan de funcionar adecuadamente en el cuerpo y que podrían dar origen a algún tipo de cáncer. Esto se llama vigilancia inmunitaria y es otra de sus principales funciones”.
Sin embargo, no siempre este sistema funciona correctamente, pues se debilita por múltiples factores, entre ellos una alimentación poco saludable y malos hábitos de vida. Cuando esto sucede, suelen aparecer síntomas de alarmar como los que da a conocer el portal web de Bayertecuida:
- Cansancio permanente: estar agotado, recién levantado o al realizar esfuerzos mínimos son síntomas para tener en cuenta que, probablemente, las defensas estén bajas.
- Caída del cabello: es cierto que la caída del cabello puede producirse por muchos motivos, pero si es frecuente y prolongada lo mejor es acudir al médico, ya que podría ser una señal de alerta de un sistema inmune debilitado.
- Infecciones y resfriados frecuentes: un posible síntoma también es el hecho de tener infecciones y resfriados leves de manera frecuente. Las más comunes en este caso son la infección de orina, encías inflamadas o enrojecidas, diarrea.
- Alergias: el polen o el polvo son ejemplos de agentes de nuestro alrededor que pueden producirnos alergias; no obstante, si son muy frecuentes, también pasan a ser un posible síntoma de que puedes tener el sistema inmunitario débil.
- Cicatrización lenta de las heridas: si hasta un pequeño corte tarda muchos días en cicatrizar y, además, te duele puede significar que tu sistema inmunitario no te esté defendiendo correctamente.
Así las cosas, para aumentar las defensas en el cuerpo se deben consumir superalimentos como la cebolla, que según datos de la Fundación Española de Nutrición, su principal componente es el agua, que supone el 90 % de la composición. Asimismo, destaca la presencia de nutrientes como fibra, vitamina C, vitaminas del grupo B, en especial folatos, potasio, fósforo y flavonoides.
También, la fibra presente en la cebolla contiene fruto-oligosacáridos, un componente que no se puede digerir en el estómago y llega intacto al colon, donde es degradado por las bacterias intestinales. “Gracias a ello es capaz de favorecer el crecimiento de las bifídobacterias e inhibir el desarrollo de las bacterias patógenas, lo cual potencializa las defensas del cuerpo”, indica Mejor con Salud.
Otro beneficio de este superalimento es que tiene una función cardioprotectora. Frente a ello, los autores de un estudio publicado en la revista ACS Omega, destacan que la cebolla ayuda a disminuir la presión arterial, mejora la función de los vasos sanguíneos y reduce el estado inflamatorio. Todo esto ayuda a reducir el riesgo de las enfermedades cardiovasculares que son de difícil manejo.
A este ingrediente, que es muy útil en la gastronomía, se le atribuye una función Antidiabética, la cual permite regular la glucosa en sangre. “Es por esto por lo que la cebolla cruda puede ser una perfecta aliada de las personas con azúcar elevado o con diabetes no insulinodependiente. Así lo muestran los datos publicados en Environmental Health Insights”.
Cabe mencionar que la cebolla se debe consumir con moderación y las cantidades indicadas por un experto en salud, dado que su consumo en exceso puede provocar ciertas contraindicaciones en el cuerpo.