Mantener una dieta alimenticia saludable durante un tiempo prolongado es de gran importancia para que cada sistema del organismo pueda funcionar de forma correcta. Si esto no es así, con el paso del tiempo la calidad de vida se reducirá de manera considerable.
En este sentido, el consumir desmedidamente alimentos o productos cargados de azúcar, sodio y grasas dañinas provoca cambios anormales en el cuerpo. Algunos de los más habituales son la elevación de los triglicéridos, el colesterol, la presión arterial y el azúcar o glucosa en la sangre, indicadores que afectan en gran medida el sistema cardiovascular.
Asimismo, el llevar malos hábitos alimenticios deteriora con el paso del tiempo el tránsito intestinal, por lo que el sistema digestivo se ve afectado por la aparición de una enfermedad como el estreñimiento, el cual se da por tener tres o menos evacuaciones a la semana.
La única estrategia para que el sistema digestivo y el cardiovascular tengan una adecuada función es que se ingieran, en lo posible, alimentos de origen vegetal como, por ejemplo; las frutas, las verduras, las legumbres, los frutos secos y los cereales integrales.
Precisamente, hay uno de ellos en especial que resalta entre los demás porque promueve una digestión eficiente y protege el sistema cardiovascular. Este es el rábano, el cual pertenece a la familia de las Crucíferas y acumula compuestos de azufre.
“Gracias a su alto contenido en agua, el rábano ayuda a movilizar el tránsito intestinal, por eso que algunos doctores lo recomiendan en caso de estreñimiento ya que ayuda a normalizar la flora intestinal”, afirma la plataforma digital especializada Cocina Vital.
Además, “gracias a que esta hortaliza es alta en potasio, esto incide saludablemente en la regularización de la presión arterial, el principal factor de riesgo de las enfermedades del corazón; sus flavonoides tienen propiedades antinflamatorias, lo que ayuda a la correcta circulación de la sangre”, agrega la entidad.
Un alimento como el rábano se puede consumir crudo, cocinado o al vapor. Además, puede ir acompañado por salsas o aderezos con aceites. También, son ideales para acompañar una gran cantidad de preparaciones.
Sistema digestivo y cardiovascular
Por un lado, el sistema digestivo está compuesto por dos partes principales, el tracto gastrointestinal y los órganos sólidos como el hígado, el páncreas y la vesícula biliar, explica el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases.
Además, el tracto gastrointestinal es una serie de órganos huecos que forman un tubo largo y retorcido desde la boca hasta el ano. Estos incluyen la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el ano.
De igual manera, es necesario destacar que el intestino delgado se divide en tres partes,el duodeno, que es la primera parte; el yeyuno, que está en el medio; y el íleon, que se encuentra al final.
Asimismo, el intestino grueso incluye el apéndice, el ciego, el colon y el recto. El apéndice es una pequeña bolsa en forma de dedo que está unida al ciego. El ciego es la primera parte del intestino grueso.
Por su parte, el sistema cardiovascular se compone por el corazón, los vasos sanguíneos y una red de venas y arterias. Este sistema se encarga de suministrar oxigeno a los distintos tejidos del cuerpo por medio de la sangre bombeada por el corazón.
“Otra de las funciones del sistema cardiovascular es también transportar el dióxido de carbono, un producto de desecho, desde todo el cuerpo al corazón y pulmones para finalmente eliminar el dióxido de carbono a través de la respiración”, sentencia el sitio web Bupa Salud.