A las várices se les reconoce como aquellas venas que se dilatan de tal manera que pueden verse en relieve sobre la piel. Estos vasos inflamados suelen manifestarse con un tono morado o azulado y aparecen especialmente en las piernas, y la mayoría de veces en la zona de la pantorrilla.
En el portal Top Doctors, el doctor Néstor Navarro explica que las venas contienen válvulas que mantienen la fluidez de la sangre hacia el corazón. Cuando esas válvulas se debilitan o se dañan la sangre se acumula en estos conductos.
El tipo más común de várices es el que aparece en las piernas, pero existen otros como las arañas vasculares, que son más pequeñas y además las venas dilatadas pueden aparecer en el esófago y en la región anal, como es el caso de las hemorroides.
Cuando se presentan las varicosas, los síntomas más comunes son, entre otros: hinchazón en los tobillos y los pies, pesadez y dolor en las piernas, picor en la zona de los tobillos, calambres y punzadas y dolor más agudo después de estar sentado o de pie durante mucho tiempo.
Navarro precisa que las arterias son las encargadas de transportar la sangre del corazón al resto del cuerpo, mientras que las venas tienen la función de regresarla al mencionado órgano. Las válvulas deben dejar pasar la sangre y luego cerrarse para impedir que vuelva, pero hay ocasiones en las que estas se debilitan y pierden elasticidad, lo que hace que las venas no puedan transportar la sangre normalmente y se dilaten.
Ajo para las várices
La alimentación es clave para cuidar la salud de las venas y arterias. Para mantener una buena circulación de la sangre, uno de los superalimentos que se puede incluir en la dieta es el ajo.
El portal de estilo de vida unCOMO indica que este vegetal posee alicina y ajoeno, que son unos compuestos sulfurosos que tienen la capacidad de mejorar el flujo sanguíneo, impidiendo que los vasos sanguíneos se inflamen y se presenten coágulos.
A esto se suma que es un producto con propiedades antiinflamatorias por lo que contribuye para reducir la hinchazón de las varicosas y las molestias que pueden ocasionar, como dolores, calambres y hormigueo.
Una bondad más en beneficio de quienes enfrentan este padecimiento es que el ajo es fuente de quercetina, un flavonoide que ayuda a fortalecer las venas y los vasos sanguíneos, evitando así que sufran tantos daños. Por último, protege la arteria aorta, de esta manera, favorece que la sangre que bombea el corazón se distribuya correctamente a todo el cuerpo.
Bueno para la circulación y para limpiar las arterias
Incorporar el ajo a la alimentación diaria es la mejor forma de obtener los beneficios para el sistema circulatorio, pues gracias a sus propiedades antioxidantes este vegetal ayuda a cuidar los vasos sanguíneos y a limpiar las arterias, previniendo la formación de placas de grasa, las cuales se presentan, entre otras razones, por niveles elevados de colesterol, asegura el portal de salud Tua Saúde.
En este sentido, el sitio web Cuerpo Mente indica que este alimento tiene la capacidad de inhibir la síntesis del colesterol LDL, conocido como “malo” y de los triglicéridos, por lo que se evita que las arterias se taponen por la acumulación de estos lípidos.
Al respecto, la fundación estadounidense AARP, en su página web, asegura que hay evidencia científica que ha concluido que el ajo contribuye a evitar que las plaquetas se peguen y, al promover la buena circulación, previene que se formen trombos.
En caso de claudicación intermitente, es decir, cuando la arteriosclerosis (placas en las arterias) afecta las piernas y obliga a pararse con frecuencia a caminar por el dolor que provoca, este alimento es favorable para que la sangre llegue de mejor manera a los músculos.