Los triglicéridos altos y la presión arterial elevada son dos afecciones que pueden causarle serios problemas a la salud del corazón. Por esta razón, mantener sus niveles bajo control debe ser una prioridad y en ese propósito juega un papel determinante la alimentación.
Cuando una persona tiene los triglicéridos altos, se dice que sufre de hipertrigliceridemia. Este lípido es el más importante que se encuentra en la sangre y es clave para el buen funcionamiento del organismo; sin embargo, cuando se eleva se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y pancreatitis, según la Fundación Española del Corazón.
Para mantener esta grasa en niveles indicados, es importante seguir una alimentación que sea baja en grasa saturada, presente en los productos de origen animal como la mantequilla, la nata, las carnes grasas, los lácteos enteros y en algunos alimentos de origen vegetal como el aceite de coco y de palma, frecuentemente utilizado en la elaboración de repostería y productos industriales.
Por su parte, la presión arterial alta, conocida como hipertensión, es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo y se presenta cuando la sangre ejerce una presión muy fuerte contra las paredes de las arterias por las que circula, lo que hace que estas se vayan endureciendo ocasionando dificultades para el normal flujo de la sangre.
Ácidos Omega-3
Para prevenir y evitar el desarrollo de estos padecimientos hay un nutriente que resulta muy saludable, según los expertos. Se trata del Omega-3, un tipo de grasa poliinsaturada que el cuerpo requiere para fortalecer las neuronas y para otras funciones importantes. Estos ácidos ayudan a mantener el corazón sano y protegido contra un accidente cerebrovascular.
El organismo no produce estos ácidos, por lo que deben obtenerse mediante los alimentos. Algunos pescados son las mejores fuentes de este nutrientes, aunque también se hallan en algunos alimentos vegetales, precisa Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Según la citada fuente, el consumo regular de este tipo de grasa ayuda a reducir los triglicéridos y a bajar la presión arterial. También reduce la coagulación de la sangre, disminuye el riesgo de accidente cerebrovascular y de insuficiencia cardíaca y baja los latidos irregulares del corazón.
La American Heart Association recomienda comer al menos dos raciones semanales de pescado rico en omega-3. Una porción equivale a 100 gramos y los que más contienen este nutriente son el salmón, la caballa, el atún blanco, la trucha y las sardinas.
El instituto de investigación Mayo Clinic asegura que los ácidos grasos Omega.3 son un tipo de ácido graso insaturado que puede reducir la inflamación en todo el cuerpo. “La inflamación en el cuerpo puede dañar los vasos sanguíneos y provocar enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares”, precisa.
Por ello, para cuidar la salud del corazón, evitar que los triglicéridos y la tensión arterial se suban los ácidos Omega-3, no deben faltar en la dieta. Los especialistas aseguran que no se debe temer, por ejemplo, a que algunos pescados contienen mercurio, pues las bondades de estos ácidos para la salud son superiores a los efectos que pueda causar el mencionado metal.
Los riesgos son menores
Según Mayo Clinic, para la mayoría de los adultos, los beneficios de este tipo de ácidos generalmente superan el riesgo de ingerir demasiado mercurio u otros contaminantes que puedan contener los pescados. Las principales toxinas del pescado son el mercurio, las dioxinas y los bifenilos policlorados y la cantidad de las mismas depende del tipo de pescado y de dónde se captura.
El mercurio se encuentra de forma natural en pequeñas cantidades en el medio ambiente. Pero la contaminación industrial puede producir mercurio que se acumula en lagos, ríos y océanos. Es posible que esos materiales contaminantes lleguen al alimento que consumen los peces y estos lo acumulan en el cuerpo.
Aun así, la recomendación es no dejar de consumir los productos que aporten estos nutrientes. Además del pescado, los ácidos Omega-3 se pueden obtener de nueces y semillas como las de linaza y chía; los aceites de plantas y alimentos fortificados.
Aspectos clave
Adicional a la alimentación hay otros aspectos que se deben tener en cuenta para mantener los triglicéridos a raya. Por ejemplo, hacer ejercicio con regularidad. Los expertos de Mayo Clinic aseguran que es crucial intentar realizar al menos 30 minutos de actividad física la mayoría o todos los días de la semana, pues esto no solo ayuda a bajar los triglicéridos, sino que también aumenta el colesterol “bueno”.
Los especialistas relacionan los niveles altos de triglicéridos con temas de obesidad y sobrepeso. Por esta razón, una de las recomendaciones es tratar de mantener un peso saludable. Cuando una persona tiene hipertrigliceridemia leve a moderada, debe concentrarse en reducir las calorías, dado que cuando el cuerpo no las necesita se convierten en triglicéridos y se almacenan como grasa.
De igual forma, si se quiere mantener los triglicéridos en niveles adecuados, también es importante decirle adiós al alcohol, pues este es un producto que aumenta la síntesis hepática de triglicéridos. Según Geosalud, pequeñas cantidades de alcohol pueden elevar el nivel de triglicéridos de manera significativa. Otra de las recomendaciones es renunciar al tabaco.